Se sabe que en importancia, el Día del Padre se queda pequeño con los festejos del 10 de mayo, que en una sociedad que es matriarcal y paradójicamente machista, el Día de las Madres los hijos se prodigan con las suyas, en tanto que los padres reciben cualquier cosa a manera de homenaje, aunque ambas ocasiones sirven de pretexto para una obligada convivencia familiar, ya en los restaurantes que recién abrieron sus puertas o en domicilios, como se hizo hace poco más de un mes, pues así lo impusieron las circunstancias.
Ya hablando de las circunstancias que atravesamos todos, hace unas semanas, cuando se dispararon los números de los contagios y los fallecimientos por causa del Covid-19, algunos expertos y muchos súbitos expertos que acudieron al empirismo y a las cuentas, señalaron que esta expansión de la pandemia coincidía, por los plazos de contagio, a las reuniones familiares que se realizaron, contra la prudencia y las recomendaciones de los expertos, el 10 de mayo en domicilios particulares, generalmente sin respeto a los consejos de guardar la ya famosa sana distancia.
Ahora que se llega el tercer domingo de junio, la fecha señalada para festejar a los llamados jefes de familia, que es sólo una manera de decirlo, con los restaurantes ya abiertos, se teme que los encuentros de las familias sean de nuevo focos de contagio, por lo que se repiten las recomendaciones ante una comunidad que, se ha reiterado repetidamente, es de las menos afectas de todo el país a asumir las indispensables precauciones, tal y como se ve en datos recientes.
Y es que apenas el martes por la tarde los datos de movilidad del Gobierno Federal nos señalaban de nuevo como uno de los territorios donde menos se atendía la recomendación de quedarse en casa, salvo cuando sea indispensable salir a las calles y el dato duro que señalaba que en la Entidad sólo dos de cada diez personas estaban respetando en general medidas como guardar distancia con los demás, el lavado permanente de manos, el uso de cremas desinfectantes y el de las mascarillas y cubrebocas.
En la Ciudad de México, donde las condiciones siguen siendo críticas, esta semana se decretó trasladar la celebración a los padres de familia para el tercer domingo de agosto, el día 16, fecha en que las autoridades confían en tener la pandemia por lo menos más controlada, mientras que aquí seguimos viendo que la recomendación de las autoridades locales es que cada quien haga lo que quiere y gusten, con el riesgo de entrar a julio con una nueva oleada de contagios y con más fallecimientos para consignar.
Alarma en esta circunstancia escuchar del presidente la invitación a salir y su afirmación de que esta recomendación la hacen los médicos, o el señalamiento también de AMLO de que esto de cuidarnos nos corresponde a nosotros y no a las autoridades, aunque a eso tendremos que atenernos este domingo, si no queremos ver que la cresta de la ola se prolonga en el tiempo, a cuatro días de los festejos y con un reporte como el de ayer, de otra jornada con 68 nuevos contagios y se superaban ya el centenar de muertos.