La planta de lavado que opera localmente el IMSS también está resintiendo los efectos de la pandemia del Covid-19, pues su actividad se disparó en más de 700%, ya que diariamente está limpiando y desinfectando más de 2.6 toneladas de ropa libre de virus, bacterias y gérmenes, a fin de reabastecer de colchas, batas y demás insumos a sus hospitales y unidades médicas.
Pero no sólo es la alta cantidad de prendas que se lavan diariamente, sino que también se intensificó el proceso de desinfección de las mismas para garantizar su inocuidad y evitar riesgo de transmisión del coronavirus y de otras infecciones nosocomiales a pacientes, personal de los hospitales y familiares de los hospitalizados.
Óscar Zúñiga Díaz, titular de la planta de lavado que opera el IMSS en Aguascalientes, señaló que ha sido tal el aumento del trabajo en esa área a causa de la pandemia, que en el saldo se tiene que suman más de 87 las toneladas al año las que se atienden, en comparación a lo que se trabajaba antes de la contingencia por el coronavirus.
Antes de la pandemia, explicó, la planta de lavado procesaba al mes un promedio de 800 kilos de ropa hospitalaria, clasificada como infectocontagiosa. Durante el 2020, el promedio mensual se elevó a 6 mil kilos, por la contaminación de prendas utilizadas por pacientes contagiados y el personal de salud a cargo, es decir, 700% más que en 2019.
Además, en 2021, con las actividades realizadas para la recuperación de servicios, el volumen de ropa sucia creció en 56 toneladas a lo largo del año, de modo que al día de hoy el personal procesa alrededor de 2.8 toneladas diarias, describió el experto.
Zúñiga Díaz resaltó el alto nivel de responsabilidad y competencia del equipo de trabajo de la planta de lavado del IMSS, asegurando que “ha logrado solventar los picos más altos de la demanda generada por la pandemia, con hasta 3.8 toneladas diarias de ropa debidamente higienizada”.
El tratamiento a la ropa incluye conteo y clasificación, lavado, secado, doblado y empaquetado de los 17 tipos de prendas (batas quirúrgicas, sábanas, filipinas, pantalones y camisones, entre otros).
“Al iniciar la pandemia reforzamos las medidas de higienización de ropa con temperaturas más altas en los procesos de lavado y secado; el agua en lavadoras se incrementó a 65 grados y en secado total, a 110°C”.
«Lo anterior ahora forma parte de los nuevos estándares de calidad en los que se utilizan insumos, como prelavador alcalino, detergentes líquidos, hipoclorito de sodio y neutralizantes para obtener prendas en condiciones de uso”, precisó el ingeniero industrial en Producción.
Dichas acciones se suman a estándares preestablecidos para garantizar la higiene; basados en cultivos de laboratorio realizados a ropa hospitalaria y los vehículos que la transportan. Además de estas medidas, la planta de lavado incorporó a la limpieza de sus instalaciones, la sanitización de maquinaria, carros de transporte, pisos y mesas.