Curiosos y expectantes los hidrocálidos esperaron la llegada del eclipse solar, algunos se dieron cita al Museo Descubre para observar el evento astronómico que alcanzó su mayor intensidad a las 12:13 del día, pero ante la zozobra de no saber lo qué podría ocurrir algunas personas prefirieron no salir de sus casas.
El museo no tuvo una afluencia tan importante, porque fue día hábil, aunque quienes sí pudieron acudir aprovecharon para llevar a sus niños a ser testigos del evento y observarlo desde el telescopio y con lentes especiales; pero otros fueron a Plaza Patria con su casco de soldador para no perderse el eclipse solar, el fenómeno pudo percibirse como si comenzará a atardecer.
Hubo profesores de nivel secundaria que llevaron a sus alumnos y les explicaron lo que ocurría y los cuidados que se habrían de tener; entrevistados por HIDROCÁLIDO los jóvenes nos indicaron tener emoción del espectáculo astronómico que tiene lugar casi cada tres décadas y el próximo será en 2052.
En los jardines de niños y primarias se dio la indicación de que era opcional que se presentaran a clases, ya que los docentes no se podían hacer responsables del cuidado de los alumnos durante el eclipse y los daños que se pudieran provocar a la vista.
La recomendación fue que no se mirara directamente el sol y solamente hacerlo con lentes especiales para evitar la pérdida de la visión, lo que se conoce como retinopatía solar, que es el daño fotoquímico de la retina.
La duración exacta del eclipse tuvo una variación que dependió de la ubicación específica desde el cual se observó tomando en cuenta que estos fenómenos tienen diferentes fases.
En el Museo Descubre horas previas de que ocurriera el eclipse solar, se repartió material para que las personas pudieran elaborar un telescopio casero con un tubo de cartón, papel aluminio, cinta adhesiva y una liga, para que se pudiera reflejar el efecto que se forma con la posición de la luna cubriendo el sol.