México, 1 nov (EFE).- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró este viernes que la economía va «muy bien» aunque el Producto Interno Bruto (PIB) del país avanzara un débil 0,1 % en el tercer trimestre del año frente al trimestre anterior.
«En materia económica, de acuerdo a mis datos, vamos muy bien, muy bien. Habría que ver todos los indicadores, no solo el de crecimiento. E incluso en el crecimiento no hay técnicamente recesión, aunque no les gusta esto a los técnicos», defendió López Obrador desde Palacio Nacional.
México salvó un trimestre más por la mínima de una recesión, pues de manera preliminar se dio a conocer este 30 de octubre que el PIB había crecido trimestre contra trimestre un 0,1 %, mientras que el segundo trimestre el crecimiento fue nulo, del 0 %.
Pese a estos datos nada halagüeños, el mandatario defendió este viernes su modelo económico que busca primero detonar el desarrollo, más que el crecimiento económico.
«Lo primero era poner orden, ya lo conseguimos», aseguró.
Indicó que se está creando empleo, el salario mínimo ha aumentado y hay más consumo interno, porque se ha fortalecido «la economía popular».
Continuó asegurando que el peso mexicano está fuerte frente al dólar. «No es para presumir pero es la segunda moneda en el mundo que más se ha fortalecido en relación al dólar».
Y aseguró que en mandatos anteriores la economía llegó a caer mucho más en alguno de sus años.
Finalmente, defendió su modelo energético, que busca ante toda sanear las cuentas de Petróleos Mexicanos (Pemex) y reflotar la producción.
Y se mostró confiado en que pronto se ratificará el Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que impulsará la economía del país.
«No es para presumir pero hay finanzas públicas sanas y fuertes», subrayó.
Asimismo, reiteró que este «crecimiento escaso» se deba a que se está «poniendo orden» y su gobierno no se dedica a «gastar por gastar» ni a aceptar inversiones ni proyectos que, por ejemplo, «destruyan al territorio».
López Obrador prometió buena parte del año que cerraría 2019 con un crecimiento del 2 %, una promesa que ya parece totalmente descartada.
Por ello, en las últimas semanas ha cambiado su discurso al darle más importancia a la redistribución de la riqueza y al bienestar de la población en lugar de las cifras de crecimiento del PIB.