Aguascalientes.- El abogado Edmundo Ramírez Flores tiene entre sus grandes satisfacciones el haber sido uno de los creadores de la UAA, quien formalizó y llevó a la competencia escolar a la Secundaria de la UAA, sobre lo que mostró documentos, además de tener una familia de bien.
Es un hombre orgulloso de su trayectoria, amante de la historia, recibió a HIDROCÁLIDO con el entusiasmo en su mirada pues revivió sus anécdotas al mostrar su gigante álbum fotográfico y de recortes de periódico, “aquí está toda mi vida”.
Licenciado, dentro de la discreción que le caracteriza, una realidad es que siempre ha sido defensor de los desprotegidos y de las mujeres, ¿es cierto?
Quiero agradecer esta oportunidad, pues antes de su llegada me dediqué a sacar todo el material acumulado en mi vida y los libros que escribí. En estos minutos previos volvía a revivir con entusiasmo todo ese pasado.
Y sí, siempre he sido defensor de los desprotegidos, desde la primaria yo sabía que quería ser abogado. Mi padre fue contador público y terminó su vida como Juez Calificador en Tránsito del Estado donde duró más de 45 años en servicio, pero yo siempre quise ser abogado, defendía a los que eran acusados de lo que no hacían, inclusive me llegué a meter en problemas porque quería que se castigara a los responsables.
No me metía en problemas yo, era muy tranquilo, pero tampoco me gustaba que culparan o castigaran a los inocentes, entonces siempre entraba en su defensa.
Recuerdo un día en la secundaria a uno de los Palomino –dijo no saber el nombre del afectado-, uno de los traviesos en el Portugal le prendió fuego a unos papeles que colocó debajo de su escritorio y le quemó el trasero, -suelta la risa-, se intentó culpar a un inocente y yo lo defendí, ahí sí, casi me castigan, pero me salvé de esa y de la regañada de mi papá que me tenía bien controlado.
¿En donde estudió?
Bueno, por causas diversas y que yo quería ser abogado, me fui a estudiar a la Universidad de Guanajuato, pues aunque quería ir a la UNAM era difícil por el tema de las constantes huelgas que había a mediados de los años 60’s, la de Zacatecas también tenía problemas, la de Guadalajara igual y la de San Luis era muy pequeña, entonces me fui a Guanajuato y allí me gradué con honores, siendo mi director de tesis el que en ese momento era Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, licenciado Guerrero López y también él me interrogó en mi examen profesional, yo entonces obtuve el grado de Licenciado en Derecho y de Notario Público.
¿Dónde vivió su infancia y su adolescencia, cómo la pasó?
Nací en Aguascalientes pero como mi papá era contador de un ingenio azucarero, muy chico me llevaron a vivir a Alvarado, Veracruz, allá donde me enseñaron el castellano mexicano, -vuelve a soltar la risa-, pero ya para entrar a primaria regresamos aquí y estudié en el Portugal hasta la secundaria, luego ya fue en el Instituto Autónomo de Ciencias y de allí me fui a Guanajuato.
No fui niño inquieto y como fui hijo único, mi papá me tenía muy controlado, entonces era exigente con el comportamiento y las calificaciones.
Aunque ya en el Instituto Autónomo sí tuve anécdotas que todavía recuerdo, incluso hice lo posible por tener fotografías de los bachilleres de aquel entonces ahora prestigiados personajes de Aguascalientes, pero que dejaron huella en las cúpulas del templo de San Diego, diría que fueron de los primeros grafiteros, allí dejaron registrados sus nombres Alfonso Pérez Romo, -aunque en la foto antigua apenas se nota-, Carlos Macías Arellano, entre otros.
Allí nos brincábamos varios estudiantes del Instituto, había unas escaleras que llevaban al segundo piso pero siendo jóvenes podíamos subir a la azotea, quien sabe si aún existan esas huellas, tal vez sí.
Cuéntenos algo de su paso por la docencia y en el servicio público
Bueno, allá por los años 70 fue designado agente del Ministerio Público siendo gobernador Francisco Guel Jiménez, luego hubo cambio de funcionarios, entonces me tocó también estar con quien entonces fue secretario de Gobernación, Enrique Olivares Santana y recibir a Luis Echeverría, ante quien también emití algún discurso, pues fui orador en eventos públicos en varias ocasiones.
Antes de esto fui gerente de la CANACO. Cuando fue presidente municipal Felipe Reynoso Jiménez, en varias ocasiones me correspondió ejercer como alcalde, pues él se ausentaba hasta por 6 meses de su función y en automático, por ser yo el secretario general del Ayuntamiento, asumía esas funciones. En ese entonces, como el licenciado Felipe y el gobernador Refugio Esparza Reyes no se podían ver, pues a todos los eventos yo iba en su representación.
Una rivalidad nació con un ex-rector de la UAA cuando contendí por el cargo justo cuando Humberto Martínez de León buscó su segundo período, le gané pero tenía en contra la edad, yo tenía 28 años y lo mínimo eran 30 años, entonces él repitió en el cargo.
Estuve como director Administrativo de la SEP, por varios años y en tanto se hacían movimientos en la Administración estatal, allí permanecí hasta lograr la descentralización de la educación.
¿Y la idea de escribir el libro El Trabajo de la Mujer de dónde surgió?
Desde mi infancia vi que a la mujer no se le reconocía su esfuerzo y su trabajo, allá por 1965 a ellas sólo se les daba la oportunidad, porque así se decía “oportunidad” de trabajar en los cines, eran ellas las que asignaban los asientos, nos recibían y con una lamparita nos guiaban hasta nuestro lugar, de ahí en más, nada.
Ya de estudiante tuve el apoyo de un maestro que me orientó para escribir este libro en 1969 y lo publiqué, cómo me gustaría que lo tomaran en cuenta en estos tiempos, pues en cuanto a igualdad con la mujer parece que vamos para atrás, mucho se habla, hay mucho discurso pero muy contadas acciones.
¿Cuáles eran sus pasatiempos entonces y si aún conserva algún hobbie?
Siempre me ha gustado el deporte, de joven creé una escuela de karate y llegamos a ganar premios nacionales e internacionales; jugué por mucho tiempo basquetbol, -¿era bueno?, -interrupción en la respuesta-, no por presumir pero sí, siempre que íbamos perdiendo me metían porque yo hacía una jugada para encestar con la que siempre salíamos ganando, jugué junto con un famoso personaje de mis tiempos, Federico Macías, “Lico” trabajó en Tránsito por mucho tiempo.
Me gusta la historia, quien no la conoce no sabe vivir su presente.
En la actualidad sigo leyendo mucho, tengo especialidad en historia y en filosofía, sigo haciendo deporte, camino mucho.
Una muy amplia historia del licenciado Edmundo Ramírez y los renglones resultan insuficientes para contar todo aquello que le ha permitido tener una vida personal y profesional con amplio reconocimiento, quien tuvo la oportunidad de estar al lado de los principales personajes en la política local y nacional desde finales de los años 70´s hasta principios de los 90´s.