Un solo grito puede cambiar la historia del futbol en nuestro país, pues en castigo, la Selección de México jugaría a puerta cerrada su partido contra Guatemala.
Se echan la pelitota la Federación Mexicana de Futbol y la Concacaf por el grito homofóbico, y mientras eso sucede, la afición lo seguirá haciendo, porque ya se sabe que a gran parte del pueblo mexicano le dan una indicación y hace exactamente lo contrario.
Se escudan en que así es la naturaleza del mexicano, alegre, pachanguero, bullanguero y mal hablado; pero todo tiene un límite.
Sí, entendemos que es cuestión cultural, pero específicamente este grito es considerado ofensivo y homofóbico, pero la afición mexicana sostiene que es una expresión de apoyo y reclama su derecho a expresarse.
Pero lo único que se pide es respeto, para los jugadores, el cuerpo técnico y por supuesto, también para la afición.
Pero esto de los gritos no es nuevo, incluso éste, que es discriminatorio, ha estado presente durante mucho tiempo y de hecho esa expresión y muchas más han aparecido sobre todo en eventos deportivos, como en el futbol, en el beisbol y hasta en corridas de toros.
Se supone que se hace al calor de la emoción, de la adrenalina, pero como decimos, todo tiene un límite que no se debe traspasar y si es un requisito para que los aficionados se sientan cómodos, pues se debería suprimir esta expresión, que podría costarle caro a la Selección de futbol de nuestro país.
¿Quién no recuerda la famosa ola?, esa porra que hizo notorio a México por su apoyo a los jugadores y que todavía es replicada en éste y otros países más. Pero ese grito…
Es una pena que México sea célebre por una palabra que no representa el sentir de la inmensa mayoría de su población, que si tiene oportunidad de asistir a un juego lo que menos espera es escuchar semejante grosería, más si se está acompañado de la familia. Esto ya dejó de ser gracioso, para muchos, pero sobre todo para la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), que es el organismo que gobierna las federaciones de balompié en todo el planeta y que ya ha mandado investigar a la Federación Mexicana por el comportamiento inapropiado.
Este grito, según las primeras indagatorias, además de ser ofensivo, hacer sentir incomodidad al rival, que no entiende el porqué se le insulta si sólo se está participando en un evento deportivo.
El mexicano lo entiende y lo celebra, pero el extranjero no, y no tendría por qué. ¿Dónde quedó la hospitalidad del pueblo mexicano?
La solución es fácil, cierto, tenemos libertad de expresión, pero esa delgada línea termina cuando otros ya se sienten ofendidos, es ahí cuando debemos parar.