Des Moines (IA), 2 feb (EFE News).- Los «caucus» de Iowa inauguran este lunes el proceso de primarias de Estados Unidos, en el que los votantes demócratas tendrán que decidir a quién proponen como candidato para enfrentarse al presidente Donald Trump en las elecciones generales de noviembre.
Iowa, un océano de maizales en el medio oeste de EE.UU., es crucial por ser el primero en el calendario, lo que le otorga un poder descomunal para encumbrar o hundir candidatos.
Se trata de un «juego de expectativas» en el que periodistas, políticos y asesores hacen sus apuestas, explica a la prensa John J. Zogby, un reconocido experto en opinión pública. «Iowa es el estado que tiene la llave. Iowa pone las cosas sobre la mesa. Históricamente ha sido una parte extremadamente importante del proceso presidencial».
IOWA, ORÁCULO Y TRAMPOLÍN
Las expectativas están tan altas porque a Iowa se le atribuye el poder de predecir quién llegará a la Casa Blanca.
En las últimas dos décadas, el elegido por Iowa se ha convertido en el nominado demócrata: Al Gore, que acabó perdiendo frente a George W. Bush en 2000; John Kerry, que también fue derrotado por Bush en 2004; Barack Obama, que ganó la Presidencia en 2008; y Hillary Clinton, que sufrió una dolorosa derrota frente a Trump en 2016.
La prueba más reciente del poder de Iowa fue la victoria en 2008 de Obama, quien después de ganar a Clinton dejó de ser un senador desconocido y se convirtió en un candidato viable.
NUEVO HAMPSHIRE, EL OTRO «PRIMER» ESTADO DE LAS PRIMARIAS
Después de Iowa, el 11 de febrero, le llegará el turno a Nuevo Hampshire, un estado del noreste de EE.UU. que se enorgullece de ser el primero en celebrar auténticas primarias, es decir, elecciones como tales en las que los ciudadanos utilizan urnas y ordenadores para votar.
Lo que hay en Iowa son asambleas en las que los vecinos, reunidos en gimnasios, escuelas, restaurantes e incluso domicilios particulares, debaten y deciden qué candidato es su favorito.
Después de Nuevo Hampshire, habrá un momento de reflexión y es posible que muchos candidatos abandonen la carrera presidencial. Actualmente, hay 12 pretendientes con el ex vicepresidente Joe Biden a la cabeza con el 26,5% del voto a nivel nacional, seguido de los senadores Bernie Sanders (21,4%) y Elizabeth Warren (15%), según una media de encuestas de la web FiveThirtyEight.
Sanders y Biden encabezan, en ese orden, la intención de voto en Iowa; con el exalcalde Pete Buttigieg y Warren como tercera y cuarta opción, respectivamente, de acuerdo con la media de la web RealClearPolitics.
Pero los últimos sondeos han estado ajustados, y el panorama se ha vuelto aún más incierto con la decisión este sábado del diario Des Moines Register y la cadena CNN de cancelar debido a un error de metodología la publicación de una encuesta que en los últimos años se consideró todo un oráculo.
En el bando republicano, Trump, que opta a la reelección, no se enfrenta a ningún desafío serio, por lo que todas las miradas estarán centradas en los demócratas.
EL VOTO LATINO DE NEVADA Y EL AFROAMERICANO DE CAROLINA DEL SUR
Especialmente, los expertos están atentos para ver si los ganadores de Iowa y Nuevo Hampshire son capaces de cautivar a los votantes latinos de Nevada y afroamericanos de Carolina del Sur, ya que se considera que el apoyo de esas minorías será esencial para derrotar a Trump en noviembre.
A nivel demográfico, Iowa y Nuevo Hampshire son estados casi completamente blancos; pero en Nevada el 27% de la población es latina y, en Carolina del Sur, un 30% son afroamericanos, de acuerdo a los datos del último censo de 2010.
«La importancia de Carolina del Sur y de Nevada es que demográficamente reflejan mucho más la realidad del país», dice a Efe José Parra, experto en comunicación política y exasesor del anterior líder demócrata en el Senado Harry Reid.
Según este experto, para vencer a Trump, los demócratas quieren repetir una coalición similar a la que encumbró a Obama en 2008 y que fue capaz de movilizar a latinos, afroamericanos, mujeres y votantes blancos con estudios.
AL FINAL ES UNA CUESTIÓN DE MATEMÁTICAS
No obstante, el proceso de primarias al final es una cuestión de matemáticas: ganará la nominación demócrata aquel aspirante que consiga hacerse con el respaldo de un mayor número de delegados en la convención del partido, en la que formalmente se designa al candidato.
En total, el Comité Nacional Demócrata (DNC) calcula que habrá 3.979 delegados en la convención de este año, con lo que los aspirantes deben ganar al menos 1.990 (el 50 % más uno) para asegurarse la victoria.
Al respecto, hay dos fechas clave por la gran cantidad de delegados que se reparten: la primera es el «supermartes», que se celebra el 3 de marzo y en el que votan 14 estados.
La segunda es el 28 de abril, cuando se distribuyen 663 delegados demócratas. Además, ese día es importante porque, al ocurrir tan al final de la campaña, suele decidir quién es el vencedor.
Concluidas las primarias, el objetivo serán las elecciones generales, ya fijadas para el 3 de noviembre.