PASADENA, EU, septiembre 24 (EL UNIVERSAL).-
Antes de llegar a México, Juan Reynoso fue humillado por la Selección Mexicana.
Ocurrió en la Copa América de Ecuador 1993, en la primera participación azteca en el torneo de Sudamérica.
El Tricolor bajo el mando de Miguel Mejía Barón sorprendió a todos al llegar a la final, la cual perdió ante Argentina, pero antes, en cuartos de final se enfrentó en contra de Perú, el Perú donde destacaba un joven central llamado Juan Máximo Reynoso.
La Selección Mexicana jugó un partido por nota, se puso arriba en el marcador 4-0 con goles de Alberto García Aspe (2), Luis Roberto Alves «Zague» y David Patiño. Perú acortó por medio del «Chemo» del Solar y Juan Reynoso.
Era una selección peruana, que se decía, llegaría muy lejos, pero se topó con México.
Se habla de que gracias a ese torneo, Juan Reynoso llegó a México pedido expreso de Enrique Meza en 1994, siendo el capitán del equipo de Cruz Azul en la tarde en que se ganó el octavo título de Liga en el Invierno de 1997.
Además, fue puntal en el equipo que perdió la final de la Copa Libertadores en el 2001 ante Boca Juniors.
Juan Reynoso puso fin a su cerrar como futbolista en el 2004 con el Necaxa, comenzado su andar como técnico en su natal Perú.
Regresó a tierras mexicanas en el 2019, como parte del cuerpo técnico de Puebla y tomó el mando en el 2020, un año después se fue a Cruz Azul y en su primer torneo lo hizo campeón.
Pero no se olvida la noche de 1993 en el Olímpico de Atahualpa de Quito, Ecuador, cuando fue humillado por México.
La historia del fan Juan, «El Inca»
Se llama Juan, dice que le llamen Juan «El Inca» y es el autoproclamado defensor de la cultura peruana en Estados Unidos.
Dice que viene de Lima, y desde allá viene vestido como Guerrero Inca, «de esos que nunca se echaban para atrás».
Su indumentaria hecha de cobre, antes era «fabricada en oro. El escudo, el pechero, todo. El casco es de loro (no del oro), tenía tres plumitas pero se le cayó una».
Dice que le costó alrededor de mil o 1,500 dólares y viene con hacha incluida, «está también era de oro, y aquí tenía el filo», comenta orgulloso.
Aún no sabe si entrará al Rose Bowl para ver el juego entre la Selección Mexicana y la de Perú, pero si lo hace, asegura, «gritaré cómo un guerrero inca», a su equipo peruano.