“Un pueblo no es un campo de batalla. No se sabe de ningún edificio construido sobre bayonetas”.
José Martí
López Obrador renegó de ellos, pugnó de candidato regresarlos a los cuarteles, y terminó entregando el país a la institución armada.
Responsables de la salvaguarda del país, los militares han recibido órdenes de su Comandante supremo, el Presidente, les asignó tareas que van de lo risorio, hasta el control de actividades nunca pensadas que les consolida del empoderamiento armado del que ya cuentan, al económico y político, abriéndoles el arca del que hasta el más justo peca. Las nuevas tareas asignadas violan el artículo 129 de la Constitución Mexicana: “En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar”.
Contrasta la decisión con lo que comentaba en el año 2011, cuando era candidato presidencial y se ponía como meta desmovilizar a las Fuerzas Armadas en seis meses: “Tenemos que ir sacando al Ejército de las calles”, decía.
López ofreció en campaña sacar de las calles a las Fuerzas Armadas, porque desde su óptica no les eran tareas propias, “el Ejército no está preparado para esta función, es otro su encargo, es defender la soberanía nacional y no debe de seguirse exponiendo al Ejército, es una institución que debemos de cuidar todos, no socavar al Ejército”, afirmaba. A la toma de su mandato estableció un plazo de seis meses para regresarlos a los cuarteles, y presumió que sumado a su plan de abrazos no balazos disminuiría las denuncias de abusos de violaciones a los derechos humanos por parte de los uniformados de verde, y bajaría la estadística de homicidios dolosos. Ni una ni otra promesa cumplió, los “guachos” están al frente de la seguridad en las ciudades, rancherías y sierras, no regresaron a los cuarteles y los homicidios, en 37 meses de Gobierno, ya son casi el doble respecto a los cometidos en el período de Peña Nieto.
Sorprendió al llegar al poder, tomar la decisión de promover leyes para legalizar los patrullajes militares en las calles mediante la creación de la Guardia Nacional, desapareciendo para ello la Policía Federal, a la que acusó de corrupta. Ahora busca que la dirigencia de la Guardia, que era teóricamente civil, sea militarizada y tomada por el Ejército, bajo su argumento de ser el grupo más “honesto” y mejor evaluado por la sociedad.
Los soldados luego de controlar la Guardia Nacional se convirtieron en constructores, nada menos que el aeropuerto Felipe Ángeles ubicado en Santa Lucía, donde actualmente es una base militar; también les asignó la construcción de los tramos 1, 6 y 7 del Tren Maya, dos de sus tres obras insignia que además serán administradas por ellos. La construcción del aeropuerto de Tulum, Quintana Roo, la administración del puerto aéreo en Chetumal y el de Palenque, Chiapas. La edificación del Parque Ecológico en el Lago de Texcoco, las viviendas para personal de la Guardia Nacional en Santa Fe, Ciudad de México; el Canal Centenario y zonas de riego en Nayarit. La premisa de honradez antepuesta por el Presidente para convertirlos en todólogos fue manchada por la corrupción cuando Latinus analizó casi mil contratos de obra del aeropuerto de Santa Lucía, demostrando un profundo grado de corrupción.
La parafernalia por los nuevos constructores olivos llevó al Presidente a ordenarles la construcción de 1,600 sucursales del cuasi inexistente Banco del Bienestar, junto con la edificación de 266 cuarteles de la Guardia Nacional y la remodelación de 32 hospitales abandonados.
Tienen además la responsabilidad de distribuir vacunas para el Covid, reclutar choferes para las pipas que surtirían el combustible ante la escasez por el huachicol, vender cachitos de la “rifa del avión presidencial”, el próximo año serán los distribuidores de medicamentos en todo el país, continuarán apoyando el programa Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro, mientras resguardan las fronteras, vigilan instalaciones de seguridad nacional como generadoras de energía, instalaciones de Pemex, ductos, las fronteras, vigilancia del traslado de cilindros de Gas Bienestar, custodian la entrega de los recursos de programas sociales como apoyos a adultos mayores o Becas de Bienestar, distribuyeron la entrega de libros y materiales educativos para el ciclo escolar 2019-2020; además de resguardar y custodiar el traslado de fertilizantes para 233 mil 235 productores en Guerrero. Crearán este año 2022 el grupo de traslado de valores para dotar a las sucursales del Banco de Bienestar de los 300 mil millones de pesos destinados a los programas asistenciales.
Por su parte, la Marina no sólo vigila la seguridad de los puertos mercantiles y aduanas marítimas, ahora también hace las funciones administrativas, son los administradores. También construye embarcaciones para retirar el sargazo.
La asignación de tareas múltiples y civiles a las Fuerzas Armadas, dotadas de gran flujo económico, es brindarles poderío, acercarlos a la corrupción por la opacidad que se maneja bajo el sello de seguridad nacional, y por el temor del civil a enfrentar las armas y, para estudiosos del tema, el fondo es el empoderamiento del presidente López Obrador, de acuerdo a lo expresado por María Sánchez Ortega, directora de México Unido Contra la Delincuencia: “AMLO es un presidente que decidió desde el principio que no iba a negociar con las entidades federativas, que no iba a negociar con los otros poderes y que, al contrario, iba a manejar el poder desde el Gobierno, básicamente de un solo hombre, y para lograr todo lo que se ha planteado necesita estructuras eficientes, verticales, dentro de su esfera de control y las FFAA las maneja el Ejecutivo”.
Ante el cúmulo de poderío y las críticas, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, expresó: “El instituto armando jamás ha buscado, ni buscará protagonismo, porque nuestra esencia es servir a la Patria.
Es evidente que no buscamos ningún poder porque nuestra razón de ser está alejada de pretensiones políticas o de otro tipo”.
En los hechos, el Ejército se apoderó del país; hoy lo puedo escribir, mañana quién sabe.