México, 25 feb (EFE).- El fin de Teotihuacan, considerada la ciudad prehispánica más grande de América, ocurrió en el año 570 según nuevas evidencias recolectadas por la arqueóloga mexicana, Linda Manzanilla, informó este martes el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La hipótesis de Manzanilla está sustentada en estudios de radiocarbono y arqueomagnetismo, que permiten ubicar en ese año de 570 el fin de esta urbe precortesiana, indicó el INAH en un comunicado de prensa.
Hasta la hipótesis de la antropóloga del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se creía que el declive de esta ciudad ocurrió entre los años 550 y 650 d.C.
Lo que sucedió en 570 fue «producto de un choque violento entre dos modos opuestos de ejercer el poder», dijo la arqueóloga a partir de nuevos fechamientos por radiocarbono y arqueomagnetismo, que reducen la brecha temporal hasta ese año en particular.
En el simposio «El Palacio de Xalla en Teotihuacan. Una posible sede de poder», presentado por Manzanilla en El Colegio Nacional, en la rebelión los palacios ardieron hasta caer hechos añicos y ni siquiera los dioses escaparon de aquella muchedumbre incontrolable.
Los vestigios de sus efigies se localizan dispersos, con evidencias claras de que fueron arrojados con furia muy lejos de sus emplazamientos originales, relató la académica.
Detalló que en uno de los bandos de poder estaba representando por los cuatro cogobernantes de Teotihuacan, dos de los cuales eran «lo más importantes» ya que personificaban al dios de la lluvia -titular de la ciudad precortesiana-, y al del monte, que era una figura vinculada con el quehacer minero, los cuales residían en el Palacio de Xalla.
En el otro bando estuvieron los 22 barrios de artesanos, agricultores y comerciantes, dirigidos por individuos de clase media, quienes comenzaron a ganar prestigio y amasar recursos, lo que los llevó a competir entre sí y, eventualmente, a recelar del consejo de cogobernantes, explicó el INAH.
«Creo que los barrios adquirieron tanta autonomía que al final, aunque se intentó, resultó imposible contenerlos», señaló Manzanilla al INAH.
Ana María Soler y Laura Beramendi, doctoras e investigadoras de los institutos de Geofísica y Geología de la UNAM, respectivamente, indicaron que los fechamientos radiocarbónicos se obtuvieron de muestras de madera carbonizada de las vigas del Palacio de Xalla, la cuales sucumbieron durante el incendio.
Con resultados coincidentes con el radiocarbono, que permitieron llegar a la citada fecha de 570 d. C.
El arqueomagnetismo. que se aplicó fundamentalmente a los pisos, también quemados, durante la insurrección en Xalla, se basa en el movimiento del norte magnético alrededor del polo.
«Si en laboratorio aplicamos fuego a un material que tiene óxidos de hierro, estos se alinean al norte magnético y nos permiten saber cuál fue la fecha en que fueron quemados», explicó Manzanilla.
Los primeros asentamiento humanos en Teotihucan, situada unos 70 kilómetros al norte de la capital mexicana, se remontan al año 100 a.C., cuando se cree que tenía una población de 30.000 habitantes, que en su época de esplendor llegó a los 70.000.
La ciudad precolombina ya estaba abandonada cuando los mexicas llegaron al Valle de México hacía el año 1.100.