México, 11 oct (EFE).- La primera corrida de luces en la Plaza de Cinco Villas en Santiago Cuautlalpan, en el central Estado de México, finalizó con una oreja para el mexicano Arturo Saldívar.
El también mexicano Arturo Macías obtuvo una vuelta al ruedo mientras que el español Daniel Luque no obtuvo premio.
Los toros de Torreón de Cañas, de buena presentación, dieron un juego dispar, sobresaliendo primero, cuarto y sobre todo sexto de la tarde.
La nobleza de esos tres toros y la aspereza de los otros tres, todos escasos de fondo, marcaron la tarde en la primera corrida en línea de Cinco Villas.
Con problemas técnicos y con la presencia, finalmente, de público escaso debido a la normativa sanitaria, se desarrolló una corrida en la que cabe destacar la seriedad del juez de plaza en las decisiones que tomó.
También cabe reseñar la formal actitud de los pocos aficionados presentes.
Aunque en momentos mostraron una actitud de respeto propia de invitados, en otros tomaron parte a favor del toro frente al torero otorgando a este formato en línea de la tauromaquia la más importante de las esencias, el rigor de los aficionados.
Se oyeron gritos de «toro, toro» en el cuarto de la tarde que correspondía a Arturo Macías, justificada expresión del público que se podría haber aplicado a los tres de luces.
Arturo Saldívar sigue cosechando orejas en su temporada 2020.
En la sesión de corridas en línea, la oreja llegó con el muy buen sexto de la tarde, de hechuras impecables y noble embestida, no exenta de emoción.
Saldívar entendió las bonanzas del Torreón de Cañas, otra cosa es que supiera sacar todo el jugo que ofrecían, pues si bien empezó muy bien citando de lejos por la derecha, dejando dos tandas redondas que a la postre fue lo mejor de la tarde, por el pitón izquierdo desaprovechó con una labor muy aliviada todo la pólvora que el animal llevaba cargada.
Saldívar cesó de ceñirse a partir de esa tanda. Mató bien a la primera y la oreja que le fue otorgada fue más que suficiente premio. El buen toro se llevó los aplausos de público y matador, que le despidió con besos.
También fueron nobles los dos primeros de Arturo Macías e incluso el que toreó de regalo. El patrón común de sus faenas fue el exceso de tiempo que tomó para desarrollarlas, con avisos en los dos del encierro, y el empezar firme para ir perdiéndose en adornos.
Ilusionó el arranque de su primera faena de muleta, muy decidido aunque con un paso de menos y la sensación de que era el toro el que marcaba los tiempos. Así se explica cómo a pesar del algún natural hondo la faena se diluía y volvía insustancial.
Falló con la espada y puede que con ello perdiese algún trofeo. Muy similar fue lo que le pasó con el cuarto, otro noble animal con más fondo que su hermano.
De nuevo una faena de más a menos, coronada por el desacierto con los aceros.
Con el de regalo, otro buen Torreón de Cañas, anduvo Macías menos firme e igual de desacertado en la suerte suprema.
El español Daniel Luque estuvo tan a la defensiva como sus dos ásperos rivales, mostrando su descontento, lo que es habitual en este torero.
Tarde de interesantes toros que evidenciaron las virtudes y carencias de los espadas.
Borja Ilián