CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 27 (EL UNIVERSAL).- La tormenta invernal Elliot ha dejado a miles de pasajeros varados en los aeropuertos de América del Norte en plena Navidad.
Históricamente, el mal clima es una de las principales causas de los retrasos o cancelaciones en todas las terminales aéreas del mundo.
La Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) reportó 69 mil 186 demoras en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) durante la primera mitad del año, mil 556 más que en el mismo periodo de 2021.
Del total de retrasos este año, 24% o 16 mil 402 tuvieron que ver con las condiciones meteorológicas.
De hecho, el mal clima fue la segunda causa de las demoras en el principal aeropuerto del país, sólo detrás de las originadas por autoridades o terceras empresas, que tuvieron 39% del total.
Cuando las demoras o cancelaciones se deben al clima, la aerolínea no está obligada a dar ninguna compensación a los pasajeros.
El AICM llevó a cabo 171 mil vuelos en la primera mitad del año, de los cuales 59.5% fueron operaciones a tiempo y 40.5% con demora.
El Benito Juárez es el aeropuerto que moviliza a la mayor cantidad de pasajeros en México, cuyo campo aéreo se declaró saturado en 2014, aunque continuaron llegando viajeros.
Considerada la principal aerolínea del país por volumen de pasajeros, Volaris dio a conocer ayer que «condiciones climáticas que se han presentado en diversas partes del país han causado demoras y cancelaciones de varios vuelos en toda la red Volaris».
Reportes indican que al menos 184 vuelos han sido cancelados en el aeropuerto de Tijuana en los últimos días, afectando a más de 34 mil pasajeros.
De igual forma, hay demoras o cancelaciones en las terminales de Puebla y Toluca.
Una semana atrás, Volaris advirtió que «algunos vuelos de nuestra red podrían tener afectaciones vinculadas a las condiciones adversas de clima, por la tormenta Elliot en Estados Unidos».
Anoche, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró Estado de Emergencia en Nueva York, debido a la presencia de Elliot, calificada como «única en una generación» por el servicio meteorológico nacional (NWS, por sus siglas en inglés) y que provocó la muerte de al menos 50 personas.
La tormenta dejó a miles de estadounidenses atrapados en sus casas y en las carreteras, así como miles de pasajeros varados en Navidad por la cancelación de vuelos y miles de hogares sin luz debido al colapso de la infraestructura eléctrica.