Madrid, 5 dic (EFE).- Los datos sobre la deforestación en la Amazonía, especialmente con los incendios de este año, fueron interpretados para mostrar «una realidad que no pasa en verdad», aseguró este jueves a Efe el ministro brasileño de Medio Ambiente, Ricardo Salles, quien criticó la «desinformación» sobre este tema.
En una entrevista dentro de su participación en la cumbre del clima COP25 de Madrid, Salles aseguró que el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro se toma «muy en serio» los datos sobre deforestación y previno contra el «sensacionalismo».
Ello no evitó que Bolsonaro cesara a comienzos de agosto al director del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), órgano responsable de supervisar y divulgar los datos sobre deforestación, por «pérdida de confianza».
ALARMISMO SOBRE DEFORESTACIÓN
Las cifras sobre deforestación «son diez veces menores» que lo publicado en la prensa, recalcó el ministro, quien aun así insiste en que el aumento de la pérdida de masa forestal en la Amazonía se aceleró hace años, antes de la llegada de Bolsonaro al Gobierno.
Ser el ministro de Medio Ambiente en Brasil es «bastante complicado», reconoce a Efe Salles, quien explica que a los retos normales del cargo se suma la «desinformación» sobre la situación de la Amazonía y los proyectos de su Gobierno.
A Salles le ha tocado lidiar con la que sea posiblemente la cartera más complicada del Gobierno de Bolsonaro, cuestionado ampliamente a nivel nacional e internacional por su política ambiental, especialmente en la Amazonía.
Aún así, y a pesar del estrés que le llevó a un breve paso por el hospital a finales de agosto, este abogado de 44 años asegura sentirse «muy bien» y listo para el «desafío» que supone dirigir la política ambiental en un país «con problemas muy serios de corrupción, de ineficiencia, de falta de transparencia».
Debido al aumento de la deforestación amazónica, Alemania y Noruega anunciaron este año el bloqueo de aportaciones al Fondo Amazonía, creado en 2008 y del que son los principales donantes.
Pero Salles confió en que ambos países puedan continuar. Este tipo de fondos «son bienvenidos, pero es necesario ponerlos de acuerdo con la política de eficiencia» que quiere aplicar el actual Ejecutivo.
Salles insiste en que hay mucha gente que habla en lugar de los indígenas amazónicos de su país, pero que raramente se les deja a ellos expresar qué desean para el futuro y su desarrollo.
LOS INDIOS NO HABLAN POR SÍ MISMOS
El Gobierno quiere «que los indios tengan ellos mismos la oportunidad de decir lo que quieren y no dejar que otras personas, que se dicen representantes de los indios, se pongan enfrente de ellos a decirles lo que (los indios) quieren», insiste.
Por ello, defiende la controvertida política del presidente Jair Bolsonaro de promover un desarrollo «sostenible» de la Amazonía que pueda beneficiar a sus habitantes.
Explica que las anteriores políticas prohibicionistas no tuvieron resultados, ya que cuando Bolsonaro llegó al Gobierno a finales de 2018 había en la región 870 explotaciones mineras ilegales, que no cumplían ningún tipo de regulación ambiental, por lo que el Gobierno considera que la legalización permitiría fiscalizar esas actividades.
ACUSACIONES A LAS ONG AMBIENTALES
Bolsonaro acusó la pasada semana al actor Leonardo DiCaprio de financiar a una ONG, a la que acusa de los incendios de la Amazonía. El propio Selles ha sugerido que otra ONG estuvo detrás del derrame de petróleo de octubre pasado.
¿Es política del Gobierno acusar a las ONG de los problemas? El ministro explica que las ONG ambientales «son muy buenas en hacer ruido y recibir dinero» pero no tanto en trabajar para resolver problemas. Y, en el caso de los incendios, recuerda que hay en marcha una investigación policial que apunta a una «gran probabilidad» de la implicación de un grupo ecologista.
Bolsonaro fue denunciado a finales de noviembre por una organización legal brasileña ante la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya por «incitar al genocidio y promover ataques sistemáticos contra los pueblos indígenas» en su país.
Para Salles, se trata de una denuncia que «no tiene contenido» y es sólo «un gesto político» que busca atacar por otras vías al Gobierno democráticamente elegido el año pasado.
Y recuerda que la energía renovable alcanza en Brasil el 84 % del total, así como la importancia del etanol como combustible para el transporte. «Es una realidad muy distinta» a la de otros países, subraya.
Salles, que está en Madrid durante toda la COP25, espera que la reunión pueda lograr un acuerdo en su principal punto: la concreción del artículo sexto del Acuerdo de París sobre los mercados de carbono. «Venimos con la idea de ayudar en la negociación para que salgamos de aquí con una respuesta concreta», asegura.
Madrid acoge esta cumbre tras la renuncia de Chile, a finales de octubre, debido a las protestas sociales de los últimos meses.
Previamente, Chile había asumido albergar la cita después de la renuncia de Brasil, en abril pasado. «No había condiciones» para organizar la cita a la vez que el nuevo Gobierno lanzaba sus reformas, en un país «muy complicado» en términos económicos y de seguridad, asegura el ministro de Medio Ambiente, quien manifestó su agradecimiento a Madrid por acoger finalmente la cita.
Por Rafael Cañas