Por Erick Cortés.- En muchos lugares todavía se estigmatiza a las mujeres que son madres solteras, pero en pocos esta condición sigue siendo penada por la ley.
Kautar es una mujer que recuerda con dolor la pesadilla que fue dar a luz sola en el hospital de Tánger, Marruecos. Mientras estaba en labor de parto, ella se convertía en una criminal para el gobierno marroquí. Entre las burlas del personal de la clínica y la presencia policial en la sala, Kautar tuvo que parir soportando el dolor y el miedo. Ella cuenta que su temor era tan intenso, que decidió escribir una nota a su padre: “Puede que muera, perdóname”.
Pero la pena de un año en prisión no es suficiente para las mujeres que conciben a sus hijos sin estar dentro de una relación marital, sino que también tienen que enfrentarse a las burlas y a la discriminación por el resto de sus vidas, incluso si el embarazo no fue por una relación sexual consensuada, como le ocurrió a Jeane, una joven de 20 años que fue violada mientras huía del Congo y tuvo que dar a luz en Marruecos. “Fue horrible, no me tocaban, como si oliera mal”, dijo al contar su experiencia en el hospital de Nador.
Ser madre soltera en Marruecos es tan repudiado, que muchas mujeres prefieren abandonar a sus hijos recién nacidos. Y quienes deciden criarlos, hasta hace poco todavía no podían registrarlos como hijos suyos. El estigma, entonces, alcanza a los hijos que no tienen árbol genealógico o documentos de identidad y que son señalados como “bintuzina” o hijos de una “zina”, según la interpretación que la ley da al Corán.
Los hijos nacidos de “zinas” no gozan de los mismos derechos que cualquier ciudadano marroquí. Es el caso del hijo de Kautar, a quien mencionamos al principio, quien a sus siete años sueña con llegar a ser policía, una meta que no podrá lograr en su país, pues su condición no le permite acceder a un cargo de función pública.
Aunque la ley marroquí ha dado pasos en los últimos años, hasta ahora, el único derecho que se ha logrado conseguir para los niños nacidos fuera del matrimonio es el de ser inscritos en el registro civil y tener un apellido, pero sus madres siguen siendo condenadas por el delito de prostitución y discriminadas después de cumplir su condena, algo que incluso les dificulta el acceso a cualquier puesto laboral.
Marruecos no tiene cifras oficiales del número de madres solteras y sus hijos, pero el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que el 11% de los nacimientos en el país son bajo esta condición y que el 2% son abandonados, cifras que han sido de gran importancia para diversas organizaciones que buscan que la ley contemple obligar a los padres desentendidos a hacerse cargo y evitar el juicio de la madre.
Por temor a la condena (tanto de las autoridades como de sus familiares), algunas mujeres huyen de casa y dan a luz solas, lejos de un hospital, lo que pone en riesgo su vida y la del bebé.
En el mejor de los casos, algunas de ellas acuden a los refugios de las asociaciones que dan cobijo a las madres solteras en el país.
Edhouche, quien es fundadora de la organización Oum El Banine, cuenta que lo primero que hace cuando una mujer llega a su asociación es notificar a los padres para informarles que su hija está bien. Esto se registra en un documental llamado “Mothers”, un filme que retrata esta realidad en el país africano, y en el que Edhouche llama a los padres de una mujer llamada Fátima, quienes tienen reacciones muy diferentes: El padre escucha la noticia con seriedad y le dice a su hija que debió tener la confianza de contarle el problema, mientras que la madre es especialmente dura con ella y la reprende con palabras como: “debiste pensar en la reputación de la familia”.
A diferencia de otros países que tienen leyes más restrictivas contra las mujeres, las marroquíes pueden ser ingenieras, pilotos, doctoras, científicas o catedráticas en universidades prestigiosas, pero el problema es la educación, o al menos así lo cree Edbouche: “En cuanto a la familia y la maternidad todo sigue igual, porque la cultura y la mentalidad no han cambiado. Así que lo que traiciona a las madres solteras es la hipocresía social”, afirma.
Organizaciones como Oum El Banine buscan que se implementen programas en las universidades de Marruecos para concientizar a los jóvenes sobre los problemas que puede traer un embarazo extramatrimonial, pero también para recalcar que la responsabilidad es compartida y que no sólo recae en la mujer.