Aguascalientes.- José Alberto es chofer de camión urbano, todos los días se despierta alrededor de las 5 de la mañana, rápido se baña y desayuna algo, “cualquier cosa que me prepara mi mujer, pueden ser frijolitos o algo ligero, es temprano y la prisa por ir al trabajo no me permite otra cosa”.
Debe estar en la terminal oriente antes de las 6:00 de la mañana para empezar a trabajar, “a mis 55 años ya tengo enfermedades de todas, diabetes, hipertensión y todo por no comer bien ni a mis horas, pero qué le vamos a hacer, así es este jale”,.
Él empezó de chofer a los 22 años, dice no quejarse, es un trabajo que eligió porque le gusta, porque en su familia varios son choferes y es algo así como una tradición que tíos y primos desempeñen el mismo oficio, “es cansado y estresante, sobre todo porque al camión sube gente con muchos estados de ánimo, unos alivianados y otros alterados, pero hay que aguantar”.
De los alrededor de 550 choferes de camiones urbanos que hay en Aguascalientes y que atienden principalmente las rutas en la Capital y parte de Jesús María, un 30% enfrentan problemas de diabetes, hipertensión y altos niveles de colesterol, y tal vez más del 50% padezcan el estrés que conlleva a otros malestares tanto del corazón como de las vísceras que muchas veces pasan desapercibidas o parecieran normales.
Al ser entrevistados varios choferes de camiones urbanos, unos en la terminal de Villa Montaña y en salida a San Luis Potosí, comentan que quisieran ser solidarios con los patrones cuando éstos enfrentan dificultades como las que ahora tienen con el gobierno estatal, sin embargo, “ellos no son solidarios y poco nos apoyan en cuanto a nuestras prestaciones, tenemos chamba pero la mayoría no tenemos IMSS”.
Las enfermedades que adquieren estos trabajadores se debe en gran medida a que comen en la calle y muchas veces a bordo del camión, “nos critican muchas veces, pero es el momento en que podemos echarnos al menos una torta, hay ocasiones en que podemos llegar a la terminal y ahí comer unas gordas, tacos o tamales que llegan a ofrecernos comerciantes de los que ya somos clientes”.
Investigaciones que se han hecho indican que el estrés al que son sometidos estos operadores se deben a los cambios de la temperatura, ruido y vibraciones del camión, ventilación no suficiente, relaciones interpersonales con los pasajeros.
El médico Fabricio Quintana consideró que ser chofer de un camión urbano podría ser catalogado como empleo de alto riesgo, por la responsabilidad que tienen de llevar pasaje y garantizar que llegue con bien a su destino, a lo que se suma los altos niveles de estrés que deben controlar, pues las más de 10 horas de trabajo diarias generan no sólo cansancio sino nerviosismo natural, a lo que se suma una alimentación no regular y poco nutritiva, sin duda una bomba de tiempo.
Por eso es conveniente que la parte patronal no sólo tuviera enfermería en las terminales, sino inclusive un médico que estuviera checando a los operadores con frecuencia, pues es delicado que una persona con hipertensión vaya al frente de un volante ya que en cualquier momento puede darle un infarto, qué se puede esperar de quien lleva la responsabilidad de 20 o 50 pasajeros a bordo, “sugeriría hablar con los concesionarios para que los conductores puedan tener un tratamiento para su enfermedad y tengan una revisión constante”.
Roberto Mora Márquez comentó que hace unos 30 años se tenían mejores condiciones laborales que ahora, “hemos ido de más a menos”, antes había terminales con sanitarios dignos y en un descanso podían comer tranquilamente en media hora, ahora eso no se da, por eso es que si las autoridades se han fijado ya en las condiciones de los camiones, sería conveniente que también se dieran una vuelta a las terminales y revisaran las condiciones de trabajo, se llevarían una gran sorpresa, dijo.