Nueva York, 27 abr (EFE News).- El precio del petróleo sufrió importantes caídas este lunes en medio de problemas para almacenar todo el crudo que se produce en un mercado completamente «inundado» de oferta y en el que la demanda está por los suelos a raíz de la pandemia del COVID-19, que ha obligado a paralizar la actividad económica de buena parte del mundo.
El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) se desplomó este viernes un 24,56 %, tras el repunte que había experimentado en las jornadas anteriores, y cerró en 12,78 dólares el barril, mientras que el Brent para entrega en junio descendió más levemente, un 6,76 %, hasta los 19,99 dólares.
Los precios del oro negro en Estados Unidos han sufrido una caída de más del 70 % desde que comenzó el año y se sitúa lejos de los 60 dólares que marcaba a comienzos de enero, cuando el impacto económico del coronavirus todavía no había arrasado la demanda por el cierre de fábricas y la caída en los desplazamientos, primero en China, mayor consumidor de petróleo del mundo, y luego en el resto de países afectados por la pandemia.
Tras el colapso de la demanda, que bajó de 100 millones de barriles por día (bpd) a entre 65 y 70, la capacidad de acopio comenzó a ser insuficiente y los comerciantes recurrieron a petroleros en medio del océano para almacenar el crudo con la esperanza de operar con mejores precios en el futuro, un fenómeno que es conocido como «mercado de contango» y que se produce cuando los inversores tienen la intención de retener el petróleo para venderlo más caro en próximos contratos.
Sin embargo, la ansiada recuperación de los precios no llega y el espacio para continuar almacenando los barriles es cada vez más escaso, a pesar incluso del recorte histórico acordado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios en la última reunión, en la que Arabia Saudí y Rusia, que en el mes previo habían protagonizado una guerra de precios sin precedentes, acordaron un ajuste de 9,7 millones de barriles por día (bpd) que estaba llamado a equilibrar el mercado energético.
Pero el acuerdo, que se quedó lejos de las expectativas más ambiciosas, llegó demasiado tarde y subrogó su éxito a la voluntad de recorte de los países no miembros de la OPEP, muchos de los cuales no detallaron cuál sería su contribución, lo que generó más inquietud y desasosiego en un mercado que ya estaba siendo duramente golpeado por el parón económico y el COVID-19.
CHINA Y PEQUEÑAS REAPERTURAS ECONÓMICAS, ÚNICAS ESPERANZAS
«Los precios no pueden hacer otra cosa que caer si los productores no tienen donde almacenar su crudo», expresó el analista jefe de mercados de Rystad Energy, Bjornar Tonhaugen, en una nota.
Tonhaugen aseguró que la variable del almacenamiento se está convirtiendo en una «fuerza negativa» en la ecuación de los precios y aventuró que a pesar de muchas variables como los recortes o las tensiones geopolíticas, los precios del crudo no se estabilizarían hasta que la demanda comience a recuperarse.
Mientras los mercados descartan que los recortes marquen la diferencia y devuelvan la normalidad al barril, prácticamente todas las esperanzas para la recuperación de la demanda están puestas en la mejoría de China y en las reaperturas progresivas de los países más afectados por la crisis del coronavirus, que no serán inmediatas.
CIERRE DE POZOS Y BANCARROTAS
Con los precios desplomándose de nuevo y muy lejos de la cifra mágica de los 20 dólares -los expertos calculan que entre 18 y 20 dólares es el precio mínimo para cubrir los costos de producción-, los cierres de pozos en Estados Unidos se ha disparado en los últimos meses y varias empresas del sector, como la petrolera Whitening o la perforadora marítima Diamond Offshore Drilling, se han declarado en bancarrota, y los analistas esperan todavía a muchas más si los precios continúan en esta senda.
Se calcula que antes de la crisis del coronavirus, las compañías petroleras administraban alrededor de 650 plataformas en Estados Unidos. Las últimas cifras, según analistas locales, revelan que esa cifra ha disminuido más de un 40 % y ya solo quedan unas 378.
Para el codirector de comercio de Trafigura Group, Ben Luckock, lo que pasó el lunes pasado, con los precios del crudo en negativo, «es el golpe en la cara que necesitaba el mercado para darse cuenta de que la producción necesita disminuir».
Luckock cree que la producción en Texas, Nuevo México, Dakota del Norte y otros estados caerá ahora mucho más rápido de lo esperado a medida que las empresas reaccionan a los precios negativos.
CREATIVIDAD PARA ALMACENAR
La semana pasada varios expertos advirtieron de que la situación del mercado estaba obligando a los productores a ingeniar nuevos sistemas de almacenamiento para hacer frente a la realidad del mercado.
«Podríamos ver métodos inesperados de almacenamiento entrando en juego si el crudo no puede almacenarse en el sistema de tubería tradicional», dijo el analista Richard Fullarton al Wall Street Journal, que agregó que es posible que se tenga que almacenar el crudo «en instalaciones similares a estanques en tierra».
Cada semana se almacenan 50 millones de barriles de crudo, suficiente para cubrir la demanda de Alemania, Francia, Italia, España y Reino Unido juntas, un ritmo que colapsará los sistemas de almacenaje a nivel mundial, como muy tarde, en junio.
Actualmente, lo que no se está almacenando en tierra también se almacena en camiones cisterna o en barco. De hecho, el pasado viernes la Guardia Costera de Estados Unidos señaló que había tantos petroleros anclados frente a California que les obligaba a mantenerse al tanto de una situación sin precedentes.