“Cada quien se engaña con la
mentira que más le gusta”.
Anónimo
Después de la rifa del avión sin avión, el segundo anuncio salvador en materia de salud lo hizo el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, al informar que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aprobó la vacuna Pfizer-BioNTech. El 26 de noviembre fue enviada la solicitud y el 11 de diciembre aprobada, un tiempo extraordinariamente récord por la “emergencia” sanitaria. Es motivo de “esperanza y tranquilidad. Como lo hemos dicho, el Presidente dio instrucción para que su equipo trabajáramos coordinadamente y que impulsáramos la oportunidad de que México tuviera vacunas contra el Covid”, manifestó orgulloso el doctor López-Gatell. En realidad, ése es el anuncio, la “esperanza”, no la vacuna, porque se trata de un placebo político de la 4T y otra cortina de humo más.
Llegamos a la emergencia sanitaria por negligencia, apatía y dolo, sí, dolo, porque el propio mandatario López Obrador lo reconoció, “la pandemia nos vino como anillo al dedo”. Bajo este caos ocasionado por los desatinos e inacción, el Presidente pudo manejar a su antojo los recursos contingentes, doblegar Gobiernos estatales y acusar al pasado del “desmantelamiento de un sistema de salud”, que en la práctica funcionaba mejor que el actual.
La indolencia de la 4T fue manifiesta, mientras crecían los contagios y fallecimientos en todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaba limitar la distancia física, el uso de mascarillas, protectores oculares y principalmente cubrebocas, como una medida para “limitar la propagación de determinadas enfermedades respiratorias causadas por virus, en particular el Covid-19.
Contrario a la recomendación, López Obrador respondió invitando a la población a salir y acudir a las fondas, debido a que no había por qué atemorizarse, mientras que López-Gatell desestimó el uso del cubrebocas, e insistió que su empleo no estaba científicamente comprobado que inhibiera o evitara los contagios, de ahí el argumento para que el Presidente no lo usara, mientras que el subsecretario de Salud fustigaba y recriminaba a los medios de comunicación el por qué publicaban diariamente las cifras de contagios y fallecimientos, y los conminaba a publicar en su lugar la “recomendación de utilización de cubrebocas”. Ahí el caos de la confusión; obligatorio para la población, pero no para los funcionarios de Gobierno. El ejemplo mueve más que las palabras.
Al discurso contradictorio se sumaron las divergencias en la metodología de medición y monitoreo de contagios. El modelo “Centinela” dejó de utilizarse por la Federación cuando se rebasó ampliamente la cifra estimada por López-Gatell de contagios y fallecimientos, por lo que los Gobiernos estatales decidieron utilizar su propia metodología y semáforos. Otra herramienta utilizada para no engrosar las cifras de contagios fue la renuncia sistemática a la utilización masiva de pruebas Covid. No hay prueba, no hay evidencia y no hay cifra, por lo que el resultante fue una gran cantidad de personas contagiadas que sin saberlo diseminaban el virus.
La única medida adoptaba por el grupo de “expertos” fue el cierre temporal de actividades productivas, provocando el desempleo de 12 millones de personas de acuerdo a la publicación del INEGI y la desaparición de medio millón de empresas según estimación de la Cepal.
Ahora el show está centrado en las vacunas, de las que poco o nada se sabe en realidad, ni cuántas llegarán, ni cómo se distribuirán en el territorio nacional y a quiénes en realidad se les aplicará, porque todo ha sido declaración; El 9 de septiembre se informó que el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), el fondo soberano de inversión de Rusia y la compañía farmacéutica Landsteiner Scientific suscribieron un acuerdo para el suministro de 32 millones de dosis de la vacuna rusa “Sputnik V” a México, y que las entregas se realizarían a partir de noviembre. El 13 de octubre de 2020 el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, anunció la firma de contratos por los cuales México adquirirá más de 198 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19, con las empresas farmacéuticas AstraZeneca, Pfizer y CanSino Biologics. Para el 30 de octubre, Ebrard anunció que llegaron a México las primeras dosis de la vacuna contra Covid-19 de CanSino Biologics (China) para comenzar los ensayos clínicos de Fase 3, el 12 de noviembre informó de la llegada de siete mil vacunas de la farmacéutica CanSino Bio y finalmente el jueves 10 de diciembre López-Gatell reconoció que por el momento sólo estaban disponibles 249 mil dosis de Pfizer, y que después compraría otras.
Fin de la historia. Comencemos a contar contagios y fallecidos a partir de la “llegada de la vacuna”, las cifras no variarán.