París, 10 oct (EFE).- La epidemia de sobrepeso y obesidad en el mundo, además de reducir la esperanza de vida y limitar el desarrollo social de las personas, tiene un impacto económico negativo, evaluado en una pérdida del 3,3 % del producto interior bruto (PIB) en los países de la OCDE.
En un informe publicado este jueves sobre este fenómeno, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) constata el agravamiento del problema, que ya afecta a casi un 60 % de las personas en sus países miembros.
El porcentaje de obesos, que era del 15,4 % en 1996, subió al 19,1 % en 2006 y al 23,2 % en 2016, fecha del último dato disponible.
Las cifras son superiores a esa media en una veintena de los 52 países que cubre el estudio -además de los de la propia OCDE están todos los de la UE y varios en desarrollo-, en particular en Estados Unidos (36,2 %), Arabia Saudí (35,4 %) y Turquía (32,1 %), pero también en México (28,9 %), Argentina (28,3 %) o Chile (28 %).
Las posibilidades de encontrar un empleo son un 8 % inferiores para una persona con sobrepeso y cuando están ocupados son menos productivos y están más de baja.
También está en cola de los 52 países del estudio México por el impacto en su economía del sobrepeso, que le resta un 5,3 % del PIB, seguido de cerca por Brasil (5 %). También por encima de la media hay países como Estados Unidos (4,4 %), Colombia (4,3 %) o Chile (3,8 %).
En España, aunque se queda por debajo de la media, ese impacto económico sigue siendo del 2,9 %, mucho mayor que el de los países modelos que son Japón (1,6 %) y Luxemburgo (1,9 %).
La OCDE estima que las enfermedades vinculadas al sobrepeso y la obesidad absorben el 8,4 % del presupuesto sanitario de media entre sus miembros, con porcentajes que llegan al 14 % en Estados Unidos y al 11 % en Canadá y Alemania. En el otro extremo, en Francia se limita al 5 % y al 6 % en Japón. España se sitúa con un 9,7 % por encima de la media.
Los autores del estudio dan algunos elementos de esperanza con políticas adecuadas: si se redujera en un 20 % el contenido calórico de los alimentos energéticos, eso tendría beneficios significativos para las personas y para la economía.
De acuerdo con un modelo elaborado para 42 países de todo el mundo, se podrían evitar 1,1 millones de enfermedades crónicas anuales, sobre todo del corazón. Así se ahorrarían 13.200 millones de dólares de gastos médicos y el PIB subiría en un 0,5 %.