“Las elecciones, a veces, son la venganza del
ciudadano. La papeleta es un puñal de papel”.
David Lloyd George
No es equivocación, me refiero a la elección que tendremos el próximo año, en el 2022, donde habremos de elegir al próximo gobernador.
Para cuando usted lea esta columna, ya sabremos los ganadores de las elecciones a las presidencias municipales, diputaciones federales, locales, síndicos, regidores y, a nivel nacional, quién ganó las 15 gubernaturas. Será una jornada pos-electoral igual de intensa que la de las campañas y sobrarán impugnaciones ante la inconformidad de los resultados o por hechos cometidos durante el proceso electoral.
Hoy lunes el mapa geopolítico ya se habrá modificado, sentando mayoritariamente territorio dos partidos, el PAN y MORENA, y detrás de ellos estará el PRI y Movimiento Ciudadano.
No obstante, el tema que en esta ocasión deseo abordar es la elección del año 2022, la elección del gobernador, donde actualmente se encuentra Martín Orozco Sandoval, en las postrimerías de su sexenio (en realidad son cinco años y 10 meses) y de que los resultados de la elección del 2021 son base para el fortalecimiento del PAN y MORENA, que buscarán ahora la silla mayor.
El año 2022 será igual de agitado políticamente hablando, porque en marzo se votará la revocación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que en junio seis Estados tendrán elección de gobernador; Aguascalientes, Durango (PAN), Hidalgo (PRI), Oaxaca (PRI), Quintana Roo (PAN) y Tamaulipas (PAN).
Nuestro Estado ha vivido la alternancia política entre dos partidos, el PRI, que fue hegemónico hasta el año 1998, cuando fue derrotado su candidato Héctor Hugo Olivares -hijo de un político y ex-gobernador muy estimado en el Estado- por un empresario militante del PAN, cuyo giro eran los abarrotes al mayoreo, también querido y estimado en la localidad, Don Felipe González González, mostrando al electorado que sí existe la opción de elegir, pero sobre todo el ciudadano castigó a un Gobierno despótico y despreció a un candidato sin arraigo ni carisma. Don Felipe González dejaría la gubernatura para acudir a una invitación de trabajo a la Subsecretaría de Gobernación, dejando el poder en las manos de quien se desempeñaba como secretario de Finanzas, Juan José León Rubio, hoy notario.
Con ello, otro gobernador panista se sentaría en la silla mayor, Luis Armando Reynoso Femat, quien al término de su mandato apoyó al candidato del PRI para que ganara la gubernatura, traicionando a su partido, lo que le costó la expulsión, misma que recurrió para regresar por mandato de un juez, hasta que motu proprio renunció al blanquiazul para militar en el neo-partido Fuerza por México.
El priísta Carlos Lozano de la Torre sería el siguiente político que entró en la alternancia política, pero que no supo construir condiciones para que su partido continuara en el poder y la brecha de las diferencias en su partido cancelaron la oportunidad.
Llegaría por el PAN un candidato con orden de aprehensión pero protegido por su fuero como senador, Martín Orozco Sandoval, quien dejará la silla en octubre del 2022. Orozco llega a su tramo final desgastado, asilado y sin presencia importante en el partido.
Hoy el partido dominante en el tablero político es el PAN, con dos candidatos fuertes, estimados y reconocidos; Tere Jiménez y Toño Martín del Campo, que han venido trabajando arduamente y con denuedo para obtener la nominación de candidato. La decisión de elección del candidato del PAN depende de varios factores. La primera, los resultados del día de ayer; ganando Leo Montañez, candidato del grupo de Tere Jiménez, tienen mayores oportunidades de negociación, ganando el Congreso se amplifican y ganando al menos cuatro gubernaturas, el grupo de Marko Cortés, presidente nacional del PAN, al que pertenece Tere, seguirá en el control del partido y con ello será definitiva la candidatura de Tere.
Sin embargo, tiene Tere en contra al gobernador Martín Orozco, quien no la ve con buenos ojos y no forma parte del grupo de Marko. Por ello, se refugiaba en el GOAN (Asociación de Gobernadores de Acción Nacional), pero el grupo se desdibujó.
Por su parte, Toño Martín del Campo ha realizado trabajo de acercamiento, reuniones, contacto ciudadano durante un año, es también al igual que Tere querido, aceptado y bien evaluado. Orozco, en cambio, ve con buenos ojos a Toño Martín del Campo, a quien le debe la candidatura cuando este declinó para cederle la oportunidad.
La decisión será complicada para el PAN, ya que cuentan con dos candidatos competitivos, y tiene como primer óbice la determinación de género, que esa la decide el partido a nivel nacional; pero las aguas agitadas se mueven al interior del CEN panista, porque un grupo de militantes de altos vuelos, agrupados en torno de la figura del Diego Fernández de Cevallos “El jefe Diego” y Ricardo Anaya, buscan quitar el control del partido a Marko Cortés, por ello el activismo del senador Damián Zepeda visitando casi todos los Estados, tomando el pulso para una eventual toma de decisión.
Ninguno de los dos aspirantes a candidatos a gobernador por el PAN renunciará a su determinación, eso es un hecho, no habrá renuncia de uno hacia el otro, y en la boleta electoral habremos de observar los nombres de los dos, uno de ellos contendiendo por un partido diferente, se lo firmo ante notario.
En el partido de enfrente, en MORENA, hay tres opciones; Arturo Ávila, que ganando o perdiendo no desperdiciará la oportunidad del nivel de conocimiento y aceptación, por el género femenino estará Nora Ruvalcaba y Karla Espinoza, que saldrá muy fortalecida de la elección a la presidencia municipal de Jesús María. Ahí también se deberá decidir primero el género del candidato, aunque como las encuestas tipo 4T, ellos arman el rol de arranque.
De modo que si pensaba que esta fiebre de las campañas y los candidatos había terminado, se equivocó, en realidad viene la fiesta grande.