México, 3 jun (EFE).- Las empresas mexicanas sobrevivirán a la pandemia de coronavirus si entienden que lo mejor para todos es la supervivencia de sus contrapartes, aseguró este miércoles el economista Luis de la Calle, exministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Washington.
Convocado por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), De la Calle presentó el análisis «Del déficit económico y de igualdad al democrático», en el que apuntó que «la razón real por la que las economías mejoran y crecen es el intercambio».
En su exposición, De la Calle señaló que el daño económico por la crisis está relacionado, precisamente, con el colapso del intercambio.
Ese colapso se asocia a los choques simultáneos de oferta y demanda y al incremento en el riesgo, por lo que el experto instó a «la moralidad y el respeto a las contrapartes para asegurar que existan después del tsunami (pandemia)».
Explicó que este escenario representa para México «una gran oportunidad de consolidar el sistema de economía de mercado o, por el contrario, de invitar la instalación del capitalismo de Estado».
Para el también exsubsecretario de Economía, en México estas disyuntivas tendrán una expresión particularmente contrastante esto debido a que el país llega a esta doble crisis sanitaria y económica con un alto grado de polarización y división social, con visiones divergentes.
«Ya se verá si la emergencia pandémica termina ahondando estas diferencias o sirve como catalizadora para que los mexicanos enfrenten al enemigo común, unidos y como espejo para que se proyecte en él el potencial del país y no solo sus debilidades», señaló.
De la Calle se refirió también al actual Gobierno y apuntó que para llegar al poder el izquierdista Andrés Manuel López Obrador «supo capturar de forma inteligente y perspicaz el sentimiento de desamparo silencioso de la mayoría de mexicanos y se proyectó como restaurador de su voz».
El experto expuso que su programa de Gobierno se basa en la «Economía moral» fundada en el rechazo a la corrupción y en la cooperación y consideró que ese «populismo conservador, que no de izquierda», podría en el fondo ser mucho «más cercano de lo que él piensa a una economía basada en el respeto a los demás, la confianza, la solidaridad y el éxito mutuo por medio del intercambio».
«El problema reside en su insistencia en que neoliberalismo y corrupción son sinónimos y que la abrumadora mayoría de las utilidades son producto de la corrupción», apuntó.