Más de 400 mil mujeres en Aguascalientes son madres, la tasa de fecundidad sigue en descenso y, según estimaciones del Inegi, para el 2050 en promedio será de 1.7 hijos por mujer; mientras tanto crece la presión social para que las mujeres tengan hijos.
En la década de los 60 la tasa de fecundidad en México pasó de 6.9 hijos por mujer a 1.9 en 2020.
En algunos sectores prevalece la idea de que tener hijos es una obligación más que una elección y se ejercen discursos violentos sobre quienes postergan o deciden no ser madres.
Con motivo del Día de la Madre los censos del Inegi muestran que en 1980 la tasa de fecundidad era de 4.8 hijos por mujer; en 2000 disminuyó a 2.6 y en 2020 a sólo 1.9. Sin embargo, el escenario varía por entidad, pues mientras en la capital mexicana la tasa es de 1.2 hijos por mujer, en Chiapas es de 2.7 y en Guerrero de 2.3. Los estados con menor tasa de fecundidad son la Ciudad de México, Baja California Sur y Baja California Norte.
Estudios políticos y sociales, revelados por académicas e investigadoras de la UAA, detallan que las causas de reducción de la fecundidad son múltiples: los movimientos feministas que han promovido un entendimiento distinto del papel de la mujer en la sociedad, la divulgación y uso de diversos métodos anticonceptivos, así como el incremento de la escolaridad de la población en general.
En la medida que las mujeres tienen más acceso al conocimiento, a adquirir grados escolares mayores, proponen proyectos de vida enfocados a su profesionalización, postergan la vida reproductiva y, en muchos casos, deciden no tener hijos.
Por lo tanto, las mujeres que tienen mayor nivel académico tienen menos hijos, no tienen o los tienen mucho más tarde; en contraste, mujeres con escolaridad primaria tienen más de dos hijos o son madres más jóvenes, lo cual genera que dejen de estudiar y se quedan en esa escolaridad.
No obstante, ser madre no es un impedimento para realizar actividades o ejercer cargos, pero sí existen prejuicios para contratarlas en algunos sectores por el tiempo que exigen las labores de cuidado.
La caída de la tasa de natalidad también está relacionada con el establecimiento de políticas públicas del Estado mexicano para disminuirla y su participación en diversos organismos internacionales, los cuales llamaron -a partir de la década de los 70- a implementar acciones para reducir la tasa de natalidad.
En esos años se creó el Consejo Nacional de Población y se establecieron campañas como la que durante el Gobierno de Luis Echeverría tenía el eslogan ‘La familia pequeña vive mejor’, recuerda Meléndez Elizalde, experta en temas de sociología de la familia y cambio social, perspectiva de género y derechos sexuales y reproductivos.
Mientras tanto, hay múltiples discursos violentos ante la elección de no ser madre. En el rubro médico los ginecólogos dicen: “útero que no da hijos, da tumores” o que hay un reloj biológico; el religioso señala que las mujeres vinieron al mundo a procrear, y el institucional o de la familia refiere que si una mujer no tiene hijos ¿cómo va a dejar huella y cómo va a seguir el apellido?
Decidir no ser madre se atribuye a que algo no funciona bien con esa mujer y se le castiga simbólicamente al representarla como la solterona, amargada, enojona o “la que nadie quiso”, y no se concibe que pueda ser plena y estar feliz, desarrollarse completamente, sin tener que ser mamá. Sin embargo, esa carga negativa no existe hacia los hombres que deciden no ser padres.