Los suicidios, la otra pandemia que azota Aguascalientes, día a día van incrementándose ante la mirada de las autoridades y el estupor de la ciudadanía, quienes poco o nada pueden hacer contra un fenómeno que no parece tener fin.
Este problema de salud pública de unos años a la fecha tiene preocupada a la sociedad, pero no ocupada a las autoridades, pues son pocos los recursos que tienen para la gente que padece algún tipo de conflicto y que ve en la muerte una falsa solución a sus males.
Y la preocupación va a más, pues estamos a un paso de entrar a la temporada invernal y, por ende, a los festejos navideños, lo que según especialistas en salud mental aumenta los casos consumados de suicidio e intentos, pues por la naturaleza de las fechas algunas personas están más vulnerables, más susceptibles a los cambios de ánimo, y porque precisamente son fechas simbólicas surgen más motivos de depresión.
Se percibe que esta temporada no será diferente a las anteriores y que la lista fatal se incremente aún más, pues nada más el sábado dos hombres decidieron terminar sus vidas por propia mano.
Lo lamentable, aseguran especialistas en salud mental, es que quien decide tomar esta salida busca ayuda silenciosamente, pero no todas las veces el problema es detectado y nada puede hacer la familia, generalmente, más que aceptar la voluntad del hombre o la mujer que no ve opciones para continuar adelante la vida, que sí, es un reto diario, pero se supone que tenemos resiliencia, pero algo pasa por la mente del individuo que no ve más allá de sus problemas y termina de tajo con ellos.
La paradoja de la vida: muchos quieren vivir, sobre todo gente que padece alguna enfermedad o que tiene una circunstancia que la coloca en el umbral de la muerte, pero no tiene la oportunidad y se va cuando ya es tiempo, pues ni tratamientos médicos pueden prolongar la existencia de las personas que padecen algún mal incurable y se van, dejando sumidos a sus familiares en la tristeza. Por ejemplo, hace exactamente una semana una mujer colombiana anunciaba al mundo entero que la justicia de su país le había dado permiso para tener un suicidio asistido, algo que va contrario a la lógica, pues según los médicos no padece una enfermedad incurable, pero ella lo decidió y lo festejó con bombo y platillos… y nada, de último momento un comité de ética le prohibió morir y, literal, está viviendo bajo protesta.
En Aguascalientes, como en muchas otras partes del mundo, los problemas mentales no dan tregua y nadie, absolutamente nadie, tiene la solución a este fenómeno que nos coloca entre las Entidades con más suicidios registrados, y esperemos que esta vez sí seamos la excepción a la regla y que la temporada invernal no desate más casos porque ésta es una cadena que no se ha podido romper.