«Los medios mentirosos no son mis enemigos, son los enemigos del pueblo.»
Donald Trump
Una vez más el presidente López Obrador arremetió ayer contra la Prensa. Argumentó que el que yo, que tengo una columna en Reforma, haya sido entrevistado por El Universal es prueba de una conspiración. «¿Cuándo se había visto eso? ¿Díganme si eso se veía en el Gobierno del presidente Peña o del presidente Calderón? No, ahora se están agrupando, toda la Prensa conservadora, y están en una campaña en contra del Gobierno».
¿Nunca había ocurrido esto? Apenas el 19 de septiembre El Universal publicó una entrevista con Denise Dresser, también columnista de Reforma, dentro de su serie Voces de la Libertad de Expresión. ¿Busca ese diario dar voz únicamente a los críticos del Gobierno? También entrevistó para esta serie a Jesús Ramírez, coordinador de Comunicación de la Presidencia, a John Ackerman y a El Fisgón, el caricaturista de La Jornada.
Muchos gobernantes populistas afirman que hay conspiraciones de los medios en su contra. Donald Trump de Estados Unidos ha acusado que, con excepción de Fox News, los medios lo atacan con noticias falsas y se han convertido en «enemigos del pueblo». En la década de 1970 Richard Nixon fue captado en una grabación ordenando a Henry Kissinger que escribiera una y otra vez en un pizarrón: «el enemigo es la Prensa, el enemigo es la Prensa». Jair Bolsonaro de Brasil ha culpado a los medios de la alarma por el coronavirus.
No siempre tuvo López Obrador esta actitud hacia mí o hacia la Prensa. El 25 de mayo de 2017 lo entrevisté junto con Guadalupe Juárez para nuestro programa de radio y nos agradeció públicamente: «Hablamos bastante», dijo riendo al concluir la conversación, que efectivamente duró 24 minutos. El 4 de septiembre de 2013 lo entrevisté en «La Entrevista con Sarmiento» en TV Azteca sobre su oposición a la reforma energética. Ahí también agradeció el espacio. Lo mismo ocurrió en las muchas ocasiones en que lo entrevisté antes de ser Presidente.
La molestia actual se debe a que puse en duda que fuera el mandatario más atacado desde Madero. Mi afirmación se basa en un ejercicio de Luis Estrada de SPIN que recurrió a la misma metodología que AMLO usó para argumentar que es el Presidente más atacado, un análisis de opiniones expresadas en periódicos en un solo día, el 25 de septiembre, el cual mostraba que 63 por ciento de los artículos de opinión que lo mencionaban eran negativos. Sin embargo, el 24 de septiembre de 2014, también segundo año de gobierno, pero de Enrique Peña Nieto, éste recibió 73 por ciento de comentarios negativos.
Al Presidente no le gusta detenerse en detalles. En la entrevista con El Universal que ha señalado como prueba de una conspiración de la Prensa conservadora en su contra, señalé: «El Gobierno no ha violado el derecho a la libertad de expresión, no ha prohibido que quienes tengamos puntos de vista críticos nos expresemos, pero estamos viendo más presión que nunca a través de ataques en las conferencias de prensa mañaneras». Esto fue suficiente para provocar su enojo y para la liberación de la jauría de linchamiento en redes sociales que suele acompañar sus descalificaciones.
Quienquiera que no tenga una lealtad ciega, que exprese un punto de vista siquiera un poco negativo, debe ser linchado. «Un hombre capaz de lanzar semejantes blasfemias contra su propio país es y será siempre un enemigo del pueblo», en las palabras que Henrik Ibsen puso en boca del alcalde en su obra “El enemigo del pueblo”.
Falacia
AMLO fue categórico: defender fideicomisos, dijo, es defender la corrupción. El Presidente cae una vez más en la falacia de composición: afirmar que, si una parte es corrupta, todo el conjunto debe serlo. Es posible que algunos fideicomisos hayan servido para la corrupción, pero muchos no. Cada caso debe ser examinado por separado.
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