Cuando un espermatozoide fecunda un óvulo se produce un estallido de energía, de luz. Los científicos que han podido observar la fertilización, describen la concepción humana como un espectáculo de diminutos fuegos artificiales con alrededor de dos horas de duración, son flashazos y más flashazos.
Los millones de átomos de zinc almacenados en el óvulo son activados cuando el espermatozoide entra en acción. Son destellos, luces, flashazos, chispas, electricidad, energía en acción que ilumina la concepción humana.
El zinc es un mineral, un nutriente que se encuentra en las células de todo el cuerpo humano, ayuda a fabricar proteínas y el ADN (Ácido Desoxirribonucleico), la molécula que contiene la información genética de todos los seres vivos.
El evangelista Lucas narra que Jesús camina entre una multitud de personas y una mujer enferma le toca el manto con la intención de ser sanada. El nazareno percibe que de él ha salido poder, se detiene y pregunta quién lo tocó: “Alguien me ha tocado, porque he sentido que una energía ha salido de mí”.
¿Alguna vez has tocado los dedos de tus manos con otra persona y ambos descubren que hay un choque eléctrico y hacen bromas al respecto?
Se trata de electricidad estática, energía acumulada en un objeto que no está en movimiento.
Algo parecido, en cuanto a la percepción, ocurrió cuando la mujer tocó la ropa de Jesús. Él percibió que salió energía de su cuerpo, poder que fue transferido a la materia enferma sanándola de inmediato.
Cuando una persona sufre un paro cardíaco, es muy común ver el uso de un desfibrilador. En palabras llanas, son descargas de corriente eléctrica en el pecho del paciente directo al miocardio (corazón) para que el músculo se active y siga distribuyendo sangre a las venas. En otras palabras, se requiere de energía para que haya vida.
La Biblia narra que Jesús fue sepultado el viernes en un sepulcro donado por un hombre muy rico, José de Arimatea. Su cuerpo fue envuelto en una sábana y la tumba sellada con una roca muy grande. Ahí quedó el cadáver en medio de la oscuridad.
El domingo, María Magdalena y otras mujeres acudieron al sepulcro de Jesús y descubrieron que la pesada roca que cubría la entrada había sido removida. Dentro de la tumba hallaron la sábana con la que envolvieron el cadáver.
Juan Narra que Pedro y él, al acudir a la tumba abierta, encontraron dentro de ella la sábana de lino con la que había sido envuelto el cuerpo de Jesús.
En la Sábana Santa de Turín, el Santo Sudario o la Sínode, se percibe que en los ojos del cadáver fueron colocados un par de monedas que, de acuerdo a especialistas y científicos, datan del año 29 y habrían sido acuñadas en el mandato de Poncio Pilatos.
La Sábana Santa actuó como un rollo fotográfico que es revelado en la oscuridad de la tumba. De acuerdo a la fe cristiana, Jesús resucitó, estaba muerto y tomó vida. Su cuerpo (materia) estaba inerte, al resucitar tuvo vida (energía).
¿Recuerdan el dato del espermatozoide fecundando el óvulo, produciendo un estallido de luz al generarse una nueva vida? Ahí entra, en el milagro ocurrido en el sepulcro, aquello de los flashazos y más flashazos.
Las monedas en los ojos, al ser un mineral, habría actuado como conductores de la energía, plasmando en la superficie de la tela de lino una especie de radiación, creando un negativo fotográfico del cuerpo de Jesús.
Hace unos días, el amigo Elio Pérez me invitó a la inauguración de una exhibición en torno a la Sábana Santa que estará en el Centro de Convenciones de la Isla San Marcos del 8 de abril al 1 de mayo, son 10 salas con más de 250 objetos originales, donde se conjugan la fe y la ciencia.
Era un adolescente cuando supe de la existencia del Sudario de Turín, desde entonces comencé a leer y leer al respecto. Tengo algunos libros sobre el tema y guardo artículos e investigaciones recientes.
Por supuesto que no me pienso perder la generosa invitación de Elio Pérez para recorrer esa exhibición. Iré con ánimos de aprender y reforzar mi fe (apoyado en la ciencia) en la existencia de una energía superior muy por encima de todo y todos.