México, 17 sep (EFE).- Las creencias de los huicholes o wixaritaris en Nayarit, en el oeste de México, y su relación con los dioses a través de rituales y la ecología se exhiben en un museo de la Ciudad de México.
De acuerdo con la cosmogonía de este pueblo originario para que haya equilibrio cósmico el hombre debe colaborar con las deidades a través de ofrendas en sitios sagrados, a lo largo del año, para que haya vida en la Tierra.
«Los dioses le muestran (al mara’akame o chamán) en sus sueños que hay un registro. Y en ese registro dice en qué fecha todos los grupos (huicholes) están cumpliendo con ofrendas, con agradecimientos a los dioses. Pero de un tiempo para acá ya no hay y por eso no llueve», explicó este martes a Efe Herminia Carrillo Reza, hija del chamán Eligio Carrillo Vicente.
La exposición «Los Juguetes de los Dioses», en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo de la Ciudad de México, refleja esta cosmogonía y la simbología huichol a través de más de cien piezas.
Entre estas, por ejemplo se destacan los cuadros de lana, de colores vibrantes, donde el chamán Eligio Carrillo plasmó algunos de sus peregrinajes al Wirikúta -sitio donde nació el Sol y el cactus alucinógeno conocido como peyote- en el céntrico estado de San Luis Potosí.
En aquellas imágenes también se aprecian escenas de la Fiesta del Tambor, festividad por el fin de temporal de lluvia, donde los niños son partícipes de la ceremonia porque durante un día completo no dejan de sonar sus sonajas -maracas- y el tambor para que el chamán pueda entrar en trance a fin de comunicarse con los dioses.
La muestra sirve también para reflejar como los cambios de costumbres y del territorio afectan a esta comunidad.
Porque muchas veces el grupo indígena, con 47.625 miembros según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no puede realizar sus costumbres porque han sido desplazados de sus territorios debido a los intereses de multinacionales o el propio gobierno federal.
Tal es el caso del sitio sagrado dedicado a la deidad del mar, llamado Haramara y ubicado en la Isla del Rey, en San Blas, Nayarit.
«Ha sido amenazado para edificar hoteles de cinco estrellas extranjeros. Entonces están en lucha los huicholes para defenderlo porque es este lugar, según su cosmovisión, donde nació la vida, la diosa del mar y el maíz de cinco colores», dijo este martes a Efe la maestra Marina Anguiano, curadora de la exhibición.
LOS «JUGUETES» Y SU EVOLUCIÓN
El caminar a lo largo de la exhibición permite descubrir el viaje que hacen los peregrinos huicholes que salen rumbo al desierto de Real de Catorce, en el céntrico estado de San Luis Potosí, cuando el sol se asoma.
El viaje es largo, pero están listos y purificados después del ayuno de agua y sal. Saben que el sacrificio les permitirá cazar el peyote. Si son lo suficientemente puros las deidades los recompensarán con regalos divinos.
«A él (Elogio) le regalaron el grano de la abundancia. Cuando él encontró el peyote y agradeció con el fuego y celebró el alimento sagrado, de repente algo apareció. Una luz que cayó frente a él, dijo que no se asustó porque sabía que era un regalo para él.
Se acercó a ver qué es lo que cayó y dijo ‘me encontré unos granos de maíz muy frescos’ y ya eso para él es el regalo de la abundancia», contó Herminia.
Luego del júbilo los fieles, que portan en sus rostros figuras amarillas, colocan en los sitios sagrados «velas, flechas, jícaras y pieles de venado, que son los juguetes para agradar a los dioses y para recordarles cuáles son sus funciones en este mundo», relató Anguiano.
Otros de los artefactos ofrendados son el «nierika»- un objeto circular bien decorado con cuentas a través del cual los antepasados miran el mundo de los seres humanos- o el «muwiéri» o flecha emplumada, que el chamán la utiliza para curar a los enfermos así como para comunicarse con los dioses.
La experta indicó que «los juguetes se han ido transformado a lo largo del tiempo de ofrendas sagradas a artesanías que hoy son comercializadas».
Sus investigaciones apuntan a que los cuadros de lana o cuentas, hoy en día muy populares, se mandaron a hacer por primera vez a petición del exgobernador de Jalisco, Agustín Yañez a finales de la década de los 50 del siglo XX tras las investigaciones del museógrafo mexicano Alfonso Soto Soria.
Este nuevo arte, que ya no era ritual, tenía como temática representar la cosmovisión a través de un estilo esquemático que dejaba grandes espacios sin motivos.
Por ello, en 1970 por recomendación del antropólogo estadounidense Peter Furst los cuadros huicholes se empezaron a hacer cada vez más complejos y coloridos, hasta el punto de no dejar espacios en blanco.