Por Erick Cortés.- Barcelona y otros 202 municipios de la región autónoma de Cataluña declararán este jueves un estado de emergencia por sequía extrema, lo que obliga a la región a tomar medidas restrictivas y limitar el suministro de agua a la población y a los sectores industrial y agrícola.
La situación se agravó al completar casi 40 meses sin lluvias (o al menos sin las precipitaciones que normalmente deberían presentarse en Cataluña), lo que ha provocado que los embalses de agua estén por debajo del 16% de su capacidad.
En la primera etapa del Plan Especial de Sequía (PES) no se permitirá a ningún habitante consumir más de 200 litros diarios, cifra que se reducirá a 180 en una segunda etapa y a 160 en una tercera; mismas que entrarán en vigor cuando la región cuente con 67 y 37 hectómetros cúbicos de agua, respectivamente.
La medida afectará a casi seis millones de personas, mientras que al sector agrícola se le restringirá el 80% del agua que utiliza para el riego de cultivos, y la ganadería sufrirá un recorte del 50%. Además, el gobierno no permitirá la apertura de proyectos ni empresas nuevas que requieran el uso intensivo de recursos hídricos, y los centros deportivos y piscinas deberán compensar el agua que utilicen, para utilizarse en riegos de césped.
La última vez que Barcelona sufrió una sequía extrema fue en el año 2008. En esa ocasión, las autoridades tuvieron que pagar cifras millonarias para importar agua potable en barcos desde otras regiones del planeta. Esto, aunado a las pérdidas que tuvo la industria por los recortes de agua provocaron que el coste económico de la emergencia ascendiera a los 500 millones de euros.
Después de esto, la ciudad creía estar preparada para enfrentar otra sequía sin tener que declarar una emergencia, pues se habían adquirido plantas desalinizadoras que volvían potable el agua del mar, pero nadie anticipó que llegaría a presentarse una sequía de más de tres años, como la actual, que ha superado toda expectativa y cálculo, evidenciando la emergencia climática y sus consecuencias inmediatas en una de las grandes ciudades de Europa.
Otras medidas que se tomarán en la ciudad serán la remodelación de los puertos, que ya se preparan para una eventual llegada masiva de buques cargados con suministros; y la inversión en la mejora de las plantas desalinizadoras y tratadoras; así como el despliegue de camiones cisterna que llevarán el vital líquidos a las zonas más aisladas.