También fundó escuelas, círculos de obreros, grupos de teatro y escuelas en el antiguo Barrio de El Castillo
Gran legado de amor, sabiduría y trabajo incansable por la niñez y la familia dejó tras de sí el Padre Antonio Hernández Gallegos, quien realizó una trascendental labor como fundador de la Ciudad de los Niños y desempeñó un ministerio sacerdotal, espiritual y humano que sigue rindiendo frutos hasta nuestros días, al tiempo que por sus virtudes innegables como lo han atestiguado quienes aún le sobreviven y a quienes ha concedido algunas gracias, se abrió en el Vaticano la postulación para el proceso de canonización en el año de 2003, iniciado por el entonces Obispo Don Ramón Godínez Flores ante el Papa Juan Pablo II, ambos ya fallecidos.
Monseñor Hernández Gallegos ahora está en el rango de Siervo de Dios y la causa está detenida desde el fallecimiento del Obispo José María de la Torre, quien no nombró nuevo jurado para que la causa y proceso sigan y sin duda se promoverá ante el nuevo Obispo de Aguascalientes, Monseñor Juan Espinoza Jiménez, para que nombre un nuevo jurado.
Hasta el momento ya se cuenta con diez testimonios sellados y bien resguardados de diez personas que recibieron favores o gracias del Siervo de Dios, Monseñor Hernández, empero hasta que el Obispo no los vea, no se puede reanudar el proceso.
Los favores del postulado a la beatificación y posterior canonización no son considerados milagros hasta en tanto no se le canonice y por el momento la causa está detenida, pero se espera que suceda un milagro muy patente para que la principal autoridad de la Iglesia Católica vea los testimonios y así se diera un gran paso para que fuera declarado como venerable, como ya han sido declarados la madre Julia Navarrete y el Obispo José de Jesús López y González.
El director del Museo del Padre Toño, Francisco Javier López Rodríguez, manifestó que el Padre Toño llegó a Aguascalientes a principios de los años 40’s del siglo pasado y estuvo en Aguascalientes trabajando en la Ciudad de los Niños como director, hasta que el Papa Paulo VI lo proclamó Obispo de la Diócesis de Tabasco, proclamó y su consagración fue a principios de mayo de 1967.
El personaje nació en la ex-hacienda de El Lobo, cerca de Villa García, Zacatecas, el 4 de junio en el Seminario Conciliar Santa María de Guadalupe de Aguascalientes y posteriormente continuó sus estudios en Roma al obtener una beca por sus buenas calificaciones y fue ordenado sacerdote el 11 de abril de 1936, en la Catedral de San Juan de Letrán, en Ciudad del Vaticano.
Posteriormente, el Padre Toño permaneció seis años en Roma porque realizó una licenciatura sobre teología. “Iba a estar seis años, pero para concluir su licenciatura le dio una fuerte gastritis y se tuvo que regresar a México”.
Antes de volver al país fue a Francia y ahí en un parque fue en donde conoció a los grupos de boy scouts y ya estando en Aguascalientes, trajo la idea de fundar una agrupación de boy scouts aparte de la Ciudad de los Niños.
Se cuentan muchas anécdotas del Padre Toño, pero una de las que más se comenta desde hace muchos años era que el sacerdote tenía el don de la ubicuidad, es decir, de estar en dos lugares a la vez, lo cual es una gracia que tienen muy pocas personas y generalmente es característica de los santos.
Monseñor Salvador Quezada Limón lo envió al Templo del Ave María como ayudante, cargo que también desempeñó anteriormente en la Parroquia de San José.
Al mismo tiempo, fue director y asesor moral de la Adoración Nocturna y estando ahí fundó el Turno No. 21, cuyo nombre tomó de la festividad de San Luis Gonzaga, que era el 21 de junio y en la que participaban muchos vecinos del Barrio del Castillo, ubicado entre las calles Rayón y Tesoro, que ya desapareció, precisamente para dar pie a la apertura de la Avenida Adolfo López Mateos, pero que en aquellos años era un barrio así conocido, del que quedan aún las calles Tesoro, Rayón y Matamoros, entre otras cercanas, con cuyos habitantes el Padre Toño realizó una gran obra social, humana y espiritual, con la fundación de las escuelas San Tarsicio y Santa Bernardita, además de la cooperativa Aquiles Ratti, para dar préstamos a los trabajadores, todo en lo que ahora son las instalaciones del Museo del Padre Toño y que anteriormente fueron lugar de estudio, aprendizaje de oficios y desarrollo de disciplinas artísticas como el teatro y la música.
Después de comprar una vecindad, fundó precisamente la Escuela San Tarsicio y el adoratorio festivo del mismo nombre, lugar en el que nacieron muchas agrupaciones bajo el auspicio del Siervo de Dios, como el Círculo de Obreros Aquiles Ratti, el Círculo de las Señoritas Santa Bernardita, porque la escuela del mismo nombre se acabó, “pero el grupo seguía, porque siendo la Escuela San Tarsicio, únicamente tenía niños, porque el padre no quería que se mezclaran niños y niñas”.
En ese mismo lugar estuvo el Grupo Dramático, dirigido por el señor Raymundo Díaz, que escenificaba obras de teatro formativas y domésticas para las familias y de México, de la Imprenta de Don Bosco, el padre traía los guiones y los daba Don Raymundo para montarlos en escena en el Oratorio, que tenía su pequeño foro con telón y todo.
Destacó que de ahí surgió la Ciudad de los Niños, que fundó el 3 de marzo de 1953, pero ya desde antes de que fundara la Ciudad, estuvo buscando varios lugares para fundarla y finalmente logró comprar los terrenos de la ex-hacienda San Nicolás Tolentino, que era propiedad de Don Antonio Morfín, cuya única condición fue que el lugar fuera habitado de inmediato para evitar que lo tomaran los ejidatarios.
Después de realizar la magna obra de la Ciudad de los Niños, el Padre Toño fue designado Obispo de Tabasco por el Papa Paulo VI, cargo que desempeñó hasta su muerte, acaecida a los pocos días de un derrame cerebral sufrido en Aguascalientes, en octubre del año 1973.
Sus restos descansan en la Ciudad de los Niños, a la espera de que la Iglesia Católica reconozca sus virtudes, humildad y sencillez, su vida de pobreza, austeridad y generosidad, que lo llevó a ser considerado santo por todos quienes lo conocieron y quienes ahora le ruegan su intercesión para lograr el remedio a sus males, como se ha documentado en los testimonios de sus favores que se conservan en la referida Ciudad de los Niños, en donde se espera, al igual que en su Museo y en todo Aguascalientes, que un día no muy lejano, el querido Padre Toño ascienda a los altares y con ello se corone una vida de altísimo servicio a los pobres y los niños.