Martha López Huan
Campeche (México), 13 oct (EFE).- Figuras de extraña belleza que describen personajes, caballos, pasajes de la mitología maya y motivos abstractos se encuentran en las entrañas del estado de Campeche, que alberga uno de los corredores más grandes e importantes de pinturas rupestres del sureste de México.
«Las cuevas de Huachabí, cerca de la zona arqueológica de Miramar, tienen más de un kilómetro de extensión y no solo incluyen pinturas rupestres, pues en el interior encontramos cerámica que pertenece a los periodos Clásico Temprano (200-600 d.C.), Clásico Tardío y Terminal (600-1050 d.C.) y Posclásico (1050-1521 d.C.), dice a Efe la arqueóloga Adriana Velázquez Morlett.
Para Velázquez, directora del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Campeche, las más de 500 pinturas descubiertas en el noroeste del municipio de Hopelchén en 2012 representan algo fuera de lo común. «Son una gran obra prehispánica», refiere.
El historiador e investigador Abiud Pizá Chávez, de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH-Península de Yucatán, explica a Efe que el sistema de grutas de Huachabí tiene largas galerías con pinturas rupestres, similares a las de Loltún (Flor de piedra, en maya) en Yucatán. «Quizá es una de las más importantes halladas hasta el momento», señala.
Aunque el hallazgo de las pinturas rupestres se reportó hace siete años, nuevos estudios de los especialistas de la Dirección de Arqueología Subacuática-Península de Yucatán, que encabeza la doctora Helena Barba Meinecke, han logrado dar realce al legado maya encontrado en medio de la selva a unos 20 metros bajo tierra.
Velázquez Morlett admite que el «tesoro patrimonial» de las cuevas de Huachabí no se abrirá al público por su difícil acceso, «pero los turistas sí podrán admirar las pinturas gracias a las nuevas tecnologías».
Se contará con imágenes y vídeos del enorme laberinto de grutas que exponen el arte mágico de los mayas, las cuales «siguen en estudio, igual que más de mil zonas arqueológicas que se encuentran en territorio campechano».
«Aún no tenemos un número exacto de las pinturas ni de la cerámica que se encuentra en las cuevas, pero sí podemos decir que es una situación sin precedentes, un tesoro patrimonial de Campeche que nos permite conocer más sobre la vida de los mayas», precisa la directora del Centro INAH-Campeche.
Las nuevas investigaciones en las grutas, a cargo de la antropóloga Barba Meinecke, revelan más sobre las costumbres y el arte de los habitantes prehispánicos de la Península de Yucatán.
«Las pinturas, que tienen siluetas y glifos que datan del Preclásico hasta la época de los virreyes, siguen en estudios epigráficos e iconográficos para determinar su significado real», explica la especialista.
El investigador Pizá Chávez confirma que las pinturas tienen rasgos de convenciones pictográficas precolombinas y otras que corresponden a épocas más recientes. «Entre los temas más recurrentes destaca el énfasis sobre la muerte y su asociación con el inframundo, sus deidades, la fertilidad y sus ancestros», explica.
Se identificaron también hogueras de épocas posteriores que quizá tienen que ver con las frecuentes visitas a Huachabí en los siglos XIX e inicios del XX.
En el laberinto de cavernas destaca el grabado de una serpiente en el techo de una galería.
La variedad en estilos, formas, colores y material utilizado para la realización de las pinturas indica que las improntas fueron elaboradas en varios periodos, e incluso los especialistas consideran que algunas pueden ser anteriores a las ofrendas más tempranas identificadas en la Península, es decir previas al Preclásico Tardío (400 a.C.).
La arcilla color rojizo que sirvió para las pinturas es la misma que se localiza entre las grietas de algunas secciones de las grutas, «pero el negro es un material que se trajo del exterior», dice Pizá Chávez.
Al arte rupestre de Campeche se le denomina «vernáculo», ya que al parecer fue realizado por gente del pueblo. «Pronto regresaremos al sitio para continuar las investigaciones de campo», puntualiza.