Como siempre tras la fiesta viene la cruda, literal, y con ella el recuento de los daños, y vaya que se notan las huellas de los borrachazos tras la celebración de la Nochebuena.
Pero siendo honestos, esto no es privativo de los festejos, pues semana tras semana se registra una racha de accidentes automovilísticos ocasionados por muchos factores, principalmente tres: conducir a exceso de velocidad, hacerlo con bebidas embriagantes encima y manejar distraídos por el uso del celular.
La mayoría de los percances no pasan de ocasionar graves daños económicos y mucha destrucción, pero cuando la vida de las personas está en medio ya es una tragedia, y muchas de ellas se han visto en los últimos tiempos.
Incluso la Nochebuena se vio empañada con la volcadura de un auto cuyo conductor perdió la vida de manera inmediata, y en otro caso un par de ebrios choferes chocaron ocasionando que sus hijos, unos niños, se debatieran entre la vida y la muerte.
Y cómo olvidar que hace un par de semanas un irresponsable chofer chocó contra un poste de energía eléctrica y dejó sin luz varias colonias, y eso no se vale, su inconsciencia afectó a miles, pero de ahí no pasó.
Y como este incidente, muchos más, lo que nos indica que algo no marcha correctamente, y suponemos que es porque no tenemos leyes estrictas que castiguen a los infractores, a los correlones, a los que manejan incluso con la botella de cerveza en la mano, a los que circulan mandando mensajes por celular, en fin, a todo aquel que infringe las reglas.
El problema es que pagan justos por pecadores y la mayoría de las víctimas son quienes menos culpa tienen, porque hasta suerte tienen los infractores que suelen salir ilesos de sus tonterías.
¿Y qué tal los accidentes causados por o contra motociclistas? Son decenas de ellos los que han fallecido a lo largo de este año que casi termina; o los atropellados, aunque muchas de los afectados también son víctimas de sus descuidos por no cruzar por los puentes o en las esquinas, aunque, a despecho de ellos, ¿qué les pasa a los conductores que invaden los pasos peatonales obligando al transeúnte a hacer peripecias para cruzar las calles? Ellos también son infractores y pueden ocasionar tragedias.
Pero así como estos infractores hay muchos, pues la sociedad adolece de conciencia, de educación vial, o simplemente de sentido común, pues varios de los percances se podrían evitar. El colmo es que muchos le echan la culpa a los puentes, a los semáforos, a que se atravesó alguien, y para ser honestos la responsabilidad es de cada conductor.
Esperemos que, en los festejos de fin de año, antes de tomar un volante pensemos en que los demás no tienen la culpa de nuestras malas decisiones.