Entre las muchas voces de personajes cercanos al Presidente que salieron a echarle montón a los nueve gobernadores, a los partidos y legisladores de oposición que demandaron el cese de Hugo López-Gatell por su desastrosa gestión de la pandemia, llamó la atención la de Ricardo Monreal, el dirigente de los senadores morenistas, quien dijo, y con razón, que pedirle al Presidente la renuncia de su subsecretario de Salud lo único que iba a conseguir era “afianzar su permanencia” en el cargo.
Incluso la gobernadora de la CDMX, Claudia Sheinbaum, que el pasado jueves se enfrentó agriamente al subsecretario salió en su defensa, obviando el motivo de la demanda y tratando de defender la gestión de la crisis sanitaria de López-Gatell, que ella y tantos han criticado, incluidos los gobernadores del partido de AMLO, pero que ante la petición de cese salieron en coro a descalificar a los que exigen que la responsabilidad de atajar el avance de la pandemia tenga nuevos enfoques y se deposite en manos más competentes.
De cualquier manera la lógica del senador Monreal es impecable, pues el Presidente que se siente poseedor de la razón, por encima de evidencias y de la realidad misma, no iba a pedirle a quien él nombró encargado de enfrentar la crisis sanitaria, marginando inclusive al doctor Jorge Alcocer, su secretario de Salud, que dejara el cargo, pues eso equivaldría a reconocer que se equivoca y ya sabemos que AMLO nunca se equivoca, al parecer porque su fuerza moral interior es de una naturaleza superior y exige de sus gobernados la sumisión mental que demanda estar ante verdades de un orden más alto.
No podemos saber realmente qué movió a los mandatarios a llevar al terreno público lo que acababa de ser un enfrentamiento privado, ni por qué gobernadores que abiertamente han censurado al subsecretario no la signaron o por qué alguno, como Javier Corral, el mandatario de Chihuahua, se deslindó de la carta del viernes, aunque lo cierto es que son cada vez más las voces y más sonoro el clamor de que se dé un giro de curso en las medidas contra la pandemia, pues lo que se discute de fondo, ya con 47 mil 472 decesos, hasta la noche del sábado, es cuántos más mexicanos han de morir.
Según proyecciones, en el mejor de los escenarios, para noviembre, es decir en tres meses, el número de fallecidos por causa del Covid-19 se duplicarán, lo que nos habla de una cifra aproximada a los cien mil, aunque hace tiempo sabemos ya que el subregistro nos permite conocer sólo una fracción tanto de los infectados como de los muertos.
Dicho lo cual el asunto ya quedó claro, si lo que está en juego es la posibilidad de que AMLO admita que su funcionario no es el adecuado, es decir que erró al nombrarlo, por mucho que su gestión sea fallida también para con su jefe, lo que pasará es que como difundieron los legisladores morenistas este fin de semana “Gatell se queda”, y los enfermos y los muertos no son sino una argucia de los opositores para la “politiquería”.