Estados Unidos superó este lunes la barrera de las 90.000 muertes a causa del COVID-19 y sobrepasó la cota del millón y medio de contagios del nuevo coronavirus, confirmándose como el país más golpeado por la pandemia, que ha afectado a 4,7 millones de personas en el mundo.
Según los datos más recientes de la Universidad Johns Hopkins, EE.UU. llegó hoy a 90.193 fallecidos debido a la enfermedad tan solo una semana después de haber alcanzado las 80.000 víctimas mortales del virus.
Esto quiere decir que de cada siete muertos por el coronavirus que hay en el mundo, dos son estadounidenses, lo que hace de este país el epicentro actual de la enfermedad, ya que las naciones que lo siguen en cuanto al número de fallecidos están muy lejos de estas cifras: Reino Unido (34.876 muertes) e Italia (32.007 fallecidos).
Por estados, el más afectado es Nueva York con 28.232; seguido de Nueva Jersey, con 10.363 fallecidos, y Masachusets, donde se han registrado 5.797 decesos, según dicha universidad.
Los números de la Johns Hopkins señalan que al menos 283.178 personas se han recuperado de COVID-19 en el país.
A mediados de enero pasado, EE.UU. detectó el primer caso de la enfermedad en su territorio, que se ha propagado por todo el país a pesar de las medidas de distanciamiento entre personas y las prohibiciones de viajes desde China y Europa anunciadas por el presidente estadounidense, Donald Trump.
Desde principios de mes, la mayoría de las regiones de EE.UU. se han embarcado paulatinamente en una relajación gradual de las medidas de precaución instigada por la Administración federal, y que tiene tantas formas y matices como estados.
La semana pasada, el Gobierno de Trump consideró seguro reabrir progresivamente el país a pesar de que la cifra de muertes ya se acercaba rápidamente a las 90.000.
Sin embargo, son los gobernadores estatales, quienes ostentan el poder para establecer restricciones de movilidad y órdenes de confinamiento, los que tratan de navegar la compleja situación y conjugar el repunte de la actividad económica con la prudencia médica.
Aun así, esta reducción en las restricciones despierta preocupación entre algunos expertos, como el principal epidemiólogo del Gobierno, Anthony Fauci, quien la semana pasada alertó que Estados Unidos se arriesga a sufrir nuevos brotes con "muertes evitables" en aquellas zonas que emprendan una desescalada imprudente.