México, 29 oct (EFE).- Las exportaciones de América Latina y el Caribe caerán un 2 % en 2019, un dato que contrasta con el crecimiento del 8,3 % registrado en 2018, debido a la incertidumbre de la economía mundial, reveló este martes un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (Cepal).
«La tensión comercial y económica entre China y Estados Unidos de alguna manera ha generado oportunidades en algunos países de la región, como México, pero sin duda genera incertidumbres y está rompiendo cadenas de valor», explicó a Efe la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, tras presentar el informe en Ciudad de México.
Bárcena señaló también como factores determinantes el bajo crecimiento del comercio internacional, que tan solo crecerá un 1,2 %, la desaceleración económica mundial, que afecta a todas las grandes economías excepto a la India, y la caída de los precios de los minerales.
«Las materias primas están cayendo en promedio un 4,5 % y en general los precios siempre afectan muchos a las economías de América Latina», expresó la secretaria ejecutiva de la Cepal, de origen mexicano.
De acuerdo con el informe «Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2019», las exportaciones en América Latina y el Caribe superarán el 1,07 billones de dólares, cifra menor a los 1,09 billones de dólares del 2018.
Caerán especialmente en América del Sur, con una reducción del 6,7 %, y los países más afectado serán los del Mercosur.
Las exportaciones de Venezuela caerán un 49,9 %, las de Paraguay un 8,8 %, las de Brasil un 5,6 %, mientras que solo Argentina y Uruguay lograrán un crecimiento, del 5,9 % y el 4 % respectivamente.
También sufrirán caídas Perú (-7,2 %), Chile (-6,6 %), Colombia (-4,3 %) y Bolivia (-2,7 %), mientras que solo crecerán las exportaciones de Ecuador (3,8 %).
En contraste, las exportaciones de los países del Caribe crecerán un 3,7 % – aunque las de Cuba caerán un 3,7 % -, las de Centroamérica crecerán un 2,6 % y las de México un 2,8 %, gracias al comercio con Estados Unidos.
Bárcena señaló la necesidad de «dar valor agregado» a las exportaciones y puso como ejemplo el hecho de que América Latina, que concentra el 60 % de las reservas del litio en el mundo, está exportando el mineral en bruto en lugar de exportar baterías eléctricas de litio.
DÉBIL INTEGRACIÓN REGIONAL
El informe señala con preocupación la fuerte caída del 10 % que tendrá el comercio entre los países de América Latina y el Caribe, con especial afectación a los países del Mercosur, donde el comerico interregional caerá un 22 %.
De acuerdo con la secretaria ejecutiva de la Cepal, Sudamérica ha sufrido una especie de «tormenta perfecta» con las recesiones de Venezuela y de Argentina, la dependencia de las materias primas y sus crisis de endeudamiento, que han frenado las aspiraciones de integración regional.
«Tenemos un mercado de más de 600 millones de personas, muy dinámico que podríamos aprovechar y creo que es allí donde hay una oportunidad para morar un poco más hacia dentro», reivindicó Bárcena.
Además, hizo un llamado para mejorar las infraestructuras de la región para conectar mejor a los países latinoamericanos, sobre todo en ferrocarril, a fin de «motivar y propiciar las cadenas de valor».
La Cepal estima que para cerrar la brecha regional de infraestructura habría que invertir anualmente el 6 % del PIB hasta 2030, algo que contrasta con el promedio del 2 % invertido en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México o Perú.
EL DESPERTAR SOCIAL DE LA REGIÓN
Bárcena culpó a la desigualdad de las fuertes protestas sociales que se están dando en países de la región, como Chile o Ecuador, e hizo un llamado para cambiar el modelo económico de América Latina y el Caribe a uno que «tenga la igualdad en el centro».
«Hay oportunidades para cambiar de un modelo económico extractivo a uno de mayor sostenibilidad. De uno de la cultura del privilegio a uno de mayor igualdad», defendió Bárcena.
Dijo que las recientes protestas demuestran que «la ciudadanía quiere ser escuchada no necesariamente a través de los mismos interlocutores» y encomió el papel de los jóvenes.
«Los más jóvenes han dicho que no quieren un mundo más desigual, más contaminado, con más riesgos y sin movilidad social. Creo que tienen razón», concluyó.