Hoy se da a conocer que en los primeros cuatro meses de este año se han recibido en Aguascalientes 756 reportes de extorsión, pero es infinitamente superior el número de extorsiones que no se denuncian por pena o porque no se tiene confianza en las instituciones de seguridad y justicia.
Hay decenas de casos con los más infantiles pretextos, pero también las llamadas preparadas con todos los elementos que al receptor se le hace creer que lo que le dicen es verdad; abundan, sobre todo, los engaños sobre el familiar secuestrado y el premio ganado.
En el primer caso el susto impera, por eso sin chistar mucha gente es víctima del miedo y deposita lo que pueden reunir de dinero para que su familiar sea ‘liberado’, este tipo de extorsión culmina casi siempre con la localización de las víctimas en hoteles, a donde son llevadas por los delincuentes siempre a través de una simple llamada telefónica; cabe abundar que este tipo de delito se presenta mucho en municipios del interior.
En el segundo caso, en el del premio ganado, aquí impera la ambición, pues nadie en su sano juicio gana algo sin invertir nada, pero al escuchar que se es un ganador, se pierde todo sentido común y se cae redondito en el engaño.
La extorsión crece porque hay gente que se asusta, de la que se apodera el miedo, pero también hay gente que pierde todo por su ambición o por su ingenuidad.
Ya se sabe, lo han dicho infinidad de veces, que no se debe contestar cuando es un número desconocido, ahora la tecnología nos permite conocer quién está al otro lado de la línea telefónica, pues casi todos los aparatos cuentan con identificador de llamadas que se supone haría menos fácil entablar una conversación no deseada.
Pero no toda la culpa es de la víctima, pues las mismas autoridades de todos los niveles proponen un mayor control, sobre todo en las cárceles, que es donde se origina la mayoría de telefonemas, y aunque se supone que los presos no tendrían acceso a aparatos móviles, la realidad es que no es así.
A nivel nacional existe una base de presuntos números de los que se hacen llamadas de extorsión y fraude telefónico, que está integrada a base de las denuncias ciudadanas, pero por lo visto no es suficiente, porque a la delincuencia le importa perjudicar a quien se deje, que son muchos, pues aunque conscientemente no se ponga alguien de modo para ser extorsionado, sí es responsable y a la vez víctima de esas personas al no poner freno a este tipo de delito.
Aguascalientes, entonces, figura como uno de los Estados donde más se registra la extorsión en todas las vertientes, pero la solución, como a otros muchos problemas, está en nuestras manos: no conteste.