Nueva York, 21 feb (EFE News).- La familia del mexicano Erick Díaz Cruz, que recibió un disparo en el rostro por parte de un agente de ICE en un operativo para detener a un compatriota suyo el pasado 6 de febrero, pidió este viernes que la fiscal general de Nueva York, Letitia James, realice una investigación de lo que ocurrió ese día en el distrito de Brooklyn.
De acuerdo con los activistas, los políticos de la ciudad han mantenido silencio sobre lo ocurrido con el agente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), cuya identidad se desconoce, lo que afirman no debe ocurrir en una ciudad santuario, que rechazan colaborar en la aplicación de las leyes migratorias, de competencia exclusiva del Gobierno federal.
Igualmente han reclamado apoyo de congresistas de la ciudad en un intento por impedir que el mexicano Gaspar Avendaño Hernández, que era buscado por los agentes de Inmigración ese día, sea deportado luego de que este viernes se le negara el pedido asilo en EE.UU., tras lo cual sus abogados presentaron una solicitud de libertad provisional.
«Quiero justicia para Erick y la libertad de Gaspar», que está en un centro de detención de Inmigración en Nueva Jersey, dijo Carmen Cruz, madre de Erick y compañera sentimental de Avendaño Hernández durante una conferencia de prensa en la que estuvo acompañada de activistas y representantes del defensor del pueblo y del fiscal de cuentas de la ciudad.
«Necesito que los líderes apoyen a Gaspar para que sea liberado», indicó Cruz, que fue testigo del incidente en que su hijo recibió el balazo, aunque no hizo comentarios sobre lo vivido aquel día.
El pasado 6 de febrero agentes de ICE llegaron al hogar de Cruz en Brooklyn en horas de la mañana y se acercaron a Avendaño Hernández que estaba en la calle. De acuerdo con la versión de los abogados de Díaz Cruz, éste se despertó y escuchó ruidos y al salir de la casa vio a dos hombres en ropa de civil que discutían con Avendaño Hernández.
También que un agente de Inmigración le apuntó con su arma de fuego y que él cubrió su rostro con una mano en el momento en que el oficial le disparó.
EL PACIENTE SE RECUPERA DEL DISPARO
Este viernes, su madre indicó que Erick, que vive en México y estaba de vacaciones en Nueva York, y que no ha podido regresar aún a su país porque necesita tratamiento médico.
Díaz Cruz resultó con rotura de varios huesos del lado izquierdo de su cara, así de como la mano con la que se intentó proteger. La bala se alojó en su cuello, según sus abogados, que esta semana presentaron una demanda por violación de sus derechos civiles.
«El está vivo de milagro, no voy a parar hasta que se haga justicia, una investigación justa, correcta. Esa gente (ICE) tiene que pagar», sostuvo Carmen Cruz, quien agregó que su hijo «por ahora no puede regresar a México», donde trabaja para la alcaldía de Veracruz.
La portavoz de la familia, Fabiola Mendieta, indicó que no pueden dar detalles sobre el tratamiento médico, que está siendo pagado por donaciones de la comunidad.
«Se está recuperando, pero el trauma es lo más preocupante ahora, los daños físicos, que va a necesitar más cirugías y el equipo legal va a tratar que se quede a recibir los tratamientos necesarios», explicó la portavoz, quien afirmó que «necesitamos una investigación profunda» que dé «resultados».
EL MEXICANO DETENIDO ES TESTIGO DE LO OCURRIDO
ICE ha admitido que uno de sus agentes hizo un disparo y que ello ocurrió porque fueron agredidos físicamente cuando intentaban arrestar a Avendaño Hernández.
«Es inaceptable y fue un crimen por parte de ICE», afirmó el activista Carlos Jesús Calzadilla Palacio, presidente del grupo Young Progressive of America.
«Necesitamos que líderes federales nos apoyen para que (ICE) acepte el pedido de libertad para que Gaspar pueda regresar con su familia y que la fiscal general investigue este caso violento en el que un agente de ICE cometió un crimen», argumentó y recordó que Avendaño es un testigo de lo que ocurrió a Díaz Cruz.
Por su parte el activista Jorge Muñiz del grupo Sunset Park Ice Watcher cuestionó cómo Nueva York «puede ser una ciudad santuario si no puede proteger a su gente».