Aunque Britney Spears aseguró tras su última relación amorosa que nunca volvería a estar con otro hombre «mientras esté viva», la cantante ha generado preocupación entre su círculo cercano al decidir «retomar» su idilio con Paul Soliz, un hombre de 37 años con antecedentes penales, con quien se le vinculó tras su separación del actor Sam Asghari.
A principios de julio, Spears se declaró soltera «como una mier…» y parecía firme en su decisión de permanecer sola. Sin embargo, esta semana fue vista con su ex en Malibú disfrutando de un almuerzo con amigos en Soho House, un restaurante con vistas al mar.
Según informaron fuentes a TMZ, los seres queridos de Britney, incluyendo a su hermano Bryan, están confundidos por el acercamiento de la estrella y Paul.
Britney les había compartido que sospechaba que Soliz la estaba utilizando para acceder a círculos de poder. De hecho, en algún momento, ella ordenó que el hombre, quien anteriormente trabajaba en su hogar como ama de llaves, no pudiera ingresar a su residencia.
El turbulento romance de la intérprete de «One more time» se hizo público tras un incidente en el hotel Chateau Marmont de Los Ángeles, donde la cantante sufrió una lesión en el tobillo. Los paparazzi capturaron a Spears saliendo del edificio envuelta en una sábana y con una almohada en brazos.
Medios internacionales han detallado que Paul Soliz ha enfrentado múltiples cargos en los últimos diez años, incluyendo posesión de armas de fuego. Su contratación por parte de Spears se realizó sin una verificación adecuada de antecedentes, y eventualmente, la relación se transformó en algo más que profesional.