México, 2 dic (EFE).- Integrantes de las familias mormonas víctimas de la masacre del 4 de noviembre en el estado mexicano de Sonora, que dejó nueve muertos, se mostraron satisfechos tras reunirse este lunes con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para tratar los avances de las pesquisas.
«Estamos contentos de los resultados de la investigación, pero no nos vamos a meter. No podemos decir nada más porque es peligroso para nosotros mismos», explicó a medios a la salida del encuentro Adrián LeBarón, padre y abuelo de algunos de los fallecidos.
Además de al clan LeBarón, las víctimas mortales del ataque -seis niños y tres mujeres- pertenecían a las familias mormonas Miller y Langford, también presentes en el encuentro de este lunes en el Palacio Nacional, situado en el Zócalo capitalino.
Por parte de las autoridades, junto al presidente estuvieron el canciller del Gobierno mexicano, Marcelo Ebrard, y el fiscal general de la República, Alejandro Gertz.
El fiscal no reveló en la reunión los nombres de los tres detenidos el pasado domingo por su presunta relación con el caso, según explicó a la prensa Julián LeBarón, otro de los familiares de los asesinados.
El canciller, al abandonar el Palacio Nacional, confirmó la versión del activista mormón y aclaró que alguna de la información recabada «no se puede divulgar» por razones de seguridad, aunque se mostró muy satisfecho con el desarrollo del encuentro.
«Hubo una reunión muy buena, muy cordial. El presidente les ha dicho que encabeza la indignación respecto a lo que ha pasado y se les dio un reporte por parte de la Fiscalía General de la República con el avance de las investigaciones hasta este momento», relató.
LA RELACIÓN CON EE.UU.
Ebrard se refirió al papel de Estados Unidos en este caso y en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado en general, toda vez que el presidente de ese país, Donald Trump, manifestara su intención de considerar a los cárteles como organizaciones terroristas y ofreciera su ayuda para «limpiar» de grupos criminales a México.
«Nosotros consideramos a las víctimas como ciudadanos mexicanos. Todos y todas los que vinieron hoy viven en México. Y, por lo tanto, el tema de Estados Unidos fue como colateral. ¿Qué dijimos? Bueno, cooperación sí, intervención no», recordó Ebrard.
Adrián LeBarón confirmó que el Gobierno de Estados Unidos está participando en las pesquisas con su ayuda en «todo lo relacionado con la logística, es decir, asistencia técnica e inteligencia» y ratificó que «nunca se consideró solicitar una intervención».
Sin embargo, la familia LeBarón había pedido en varias ocasiones, sin ir más lejos este domingo, en la marcha contra López Obrador en motivo de su primer año de mandato, la cooperación de otros países porque veían incapaz al presidente mexicano de afrontar la lucha contra la violencia.
A su parecer, y ante la ola de violencia que vive el país, este es el tema más importante de la actualidad mexicana.
«Nos podemos caer mal, podemos odiarnos, pero debemos estar de acuerdo que la vida es más importante y debemos unirnos para detener el asesinato y la masacre en nuestro país», aseguró a Efe este domingo Julián LeBarón, participante en la marcha.
La participación de los LeBarón en la protesta contra López Obrador, mantuvo la familia, no tenía que ver con ninguna otra cuestión de su Gobierno que no fuera la crisis de seguridad que atraviesa el país.
En cualquier caso, el encuentro de este lunes sirvió para limar asperezas, ya que, según valoró el activista mormón, se estableció la base para la cooperación entre los familiares y las autoridades, aunque eso no quite que vayan a «exigir» resultados.
Ambas partes acordaron volver a celebrar otra reunión de las mismas características dentro de un mes, aunque no trascendió si ese nuevo mitin se producirá en Ciudad de México o en el norteño estado de Sonora, lugar de residencia de las familias mormonas implicadas.