Washington, 29 oct (EFEUSA).- Las familias de inmigrantes representaron, con 473.682 casos, un 55,6 % de los 851.508 indocumentados detenidos en la frontera con México en el año fiscal 2019 (octubre de 2018 – septiembre de 2019), reveló este martes la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés).
En un comunicado, la CBP calificó de «récord» la cifra de familias detenidas y agregó que durante ese periodo fueron rescatados 4.900 inmigrantes sin ofrecer detalles al respecto.
A las familias, que las autoridades estadounidenses definen como individuos acompañados de un menor, un progenitor o un tutor legal, le siguieron los adultos solos (301.806), que tradicionalmente lideraban la migración indocumentada que alcanzaba el territorio estadounidense.
Ya desde septiembre pasado, el secretario en funciones de Seguridad Nacional de EE.UU., Kevin McAleenan, había advertido de que las familias constituyen «el mayor grupo demográfico por volumen que ha llegado a la frontera este año».
Las estadísticas de la CBP indican que el número de inmigrantes menores no acompañados arrestados en el linde sur sumó 76.020.
El dato total de 851.508 de arrestos de indocumentados en el año fiscal 2019 supera con creces las estadísticas del periodo precedente (octubre de 2017-septiembre de 2018), cuando se contabilizaron 396.579 detenciones.
Además, según la CBP, en los últimos doce meses no fueron admitidos para su ingreso en la frontera 126.001 inmigrantes, de los que la mayoría -un total de 67.006- fueron adultos solos.
Mayo, con una cifra récord de 132.856 casos, se convirtió en el mes con la mayor cifra de aprehensiones de inmigrantes durante el año fiscal 2019, de las que 11.507 correspondieron a menores no acompañados, 84.542 a familias y 36.838 a adultos solos.
Desde ese mes, la Administración del presidente Donald Trump ha puesto el acento en medidas para romper esa tendencia.
Entre las acciones para reducir la llegada de inmigrantes a la frontera con México destacan los acuerdos firmados en los últimos meses con El Salvador, Guatemala y Honduras, países que conforman el llamado «Triángulo Norte» de Centroamérica.
Esa zona, considerada una de las más conflictivas de Centroamérica por la presencia de pandillas y los altos índices de criminalidad atribuidos a estos grupos, es una de las principales emisoras de inmigrantes hacia el país.
En el ámbito interno, el Gobierno de Trump ha endurecido su política para conceder asilo y ha fijado en 18.000 los refugiados que aceptará en los próximos 12 meses, la cifra más baja en décadas.
Como parte de su estrategia, las autoridades empezaron a aplicar en septiembre pasado una normativa para denegar el asilo a los indocumentados en la frontera sur que hayan pasado por México u otros países sin haber pedido allí esta protección.
Igualmente y en virtud de un acuerdo firmado en junio con México, Washington amplió a toda la frontera norte los Protocolos de Protección a Migrantes (PPM), programa también conocido como «Permanezcan en México», que permite devolver al país vecino a quienes llegan a la zona limítrofe común y piden asilo para que esperen allí a que se resuelvan sus casos en EE.UU.
El Gobierno del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, accedió asimismo a desplegar a la recién creada Guardia Nacional en su frontera con Guatemala, en un intento por reducir el paso de inmigrantes desde Centroamérica.