La festividad del Día de Muertos en realidad es una fiesta para los vivos, pues la cultura del mexicano así es: celebrar la muerte con música, comida, bebida y lo que encuentre a la mano.
Esta ocasión es diferente, pues reabrieron los panteones a más de año y medio de tener el acceso controlado a causa de la pandemia de Covid-19, por lo que desde el viernes estos lugares de eterno descanso lucen abarrotados por la gente que va a visitar a sus seres queridos, y no se diga el tianguis de muertitos, donde no se puede dar un paso por la cantidad de gente que se da cita para comprar artículos alusivos a la celebración, aunque debemos reconocer que no sólo eso se consigue, pues ya hasta ropa interior se vende ahí.
Esta festividad, tan arraigada en nuestra sociedad, es la oportunidad única e irrepetible de conectar con los que queremos y que se nos adelantaron en el camino, y lo más común es que la gente lleve flores al camposanto, aunque con extremas medidas de seguridad y sobre todo de sanidad, pues no olvidemos que la enfermedad no se ha ido.
También en muchos hogares hidrocálidos todavía se montan los tradicionales altares de muertos con los que honramos a quienes han formado parte de nuestra historia; además, se ven por todos los rumbos de la ciudad puntos de venta de flores, calaveritas y todo lo alusivo al Día de Muertos, pero también a Halloween, esa fiesta tan popular en Estados Unidos y que se replica en México, en la que lo más habitual son los disfraces, máscaras de todo tipo, aunque también esta tradición gringa se ha deformado, pues aparte de la vestimenta propia de la ocasión como diablitos y fantasmas, abundan los disfraces utilizados en películas o series de televisión.
Estas modas poco a poco han venido a desplazar las tradiciones tan mexicanas, aunque en algunos lugares de la República siguen intactas, como en Michoacán y Veracruz, y los mayores han tratado de pasar de generación a generación estas maneras tan peculiares de celebrar la muerte: con una fiesta.
Anoche mismo las calles de la ciudad se vieron inundadas de niños, y no tan pequeños, que van casa por casa para pedir dulces y la sociedad, tan generosa como siempre, les da un pequeño presente, lo que de alguna manera ayuda a preservar nuestras tradiciones.
Celebremos hoy el día de Todos los Santos y mañana el Día de Muertos, pero con responsabilidad, cuidándonos, no bajemos la guardia, pues en una de ésas la celebración podría hacerse realidad para varios y no estaría bien, porque de lo poco que hemos aprendido en esta pandemia es que el autocuidado es básico para seguir sobreviviendo.