OAXACA, Oax., agosto 18 (EL UNIVERSAL).- Los municipios gentrificados de Oaxaca se han enfocado en la atracción del turismo con fines económicos y del mercado, sin considerar sus graves efectos, colocando los intereses económicos sobre los valores sociales, de acuerdo con un análisis realizado por Arturo Méndez Quiroz y Mario Samuel Ceballos, del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública del Congreso de Oaxaca.
En el reporte, se advierte que las reglamentaciones de estos barrios están enfocadas en incentivar el turismo y el cambio de uso de suelo, sin considerar un nuevo abordaje con respecto al turismo sustentable. A la fecha, apunta, tampoco existe una reglamentación sobre el hospedaje temporal a través de aplicaciones digitales.
«Esto se propició en gran parte por las condiciones del ofrecimiento turístico de la ciudad, tras ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, se obtuvo un mejoramiento de las condiciones de vida y del aspecto general, así como del incremento de los costos». El estudio señala que existe gentrificación en la ciudad de Oaxaca, de forma particular en los barrios de Xochimilco y Jalatlaco, así como en el andador turístico Macedonio Alcalá. Estos lugares han sufrido enormes cambios, tanto en la imagen de las edificaciones que fueron hogares o talleres y hoy son restaurantes, cafés, tiendas o servicios de alojamiento.
Crecimiento desmedido
En Oaxaca residen 22 mil 659 inmigrantes extranjeros, que equivale a 0.55% de la población del estado. Esto es un incremento de 403% comparándolo con lo registrado en 2000. Los principales países de procedencia de los migrantes son Estados Unidos, Honduras y Guatemala, según el Anuario Estadístico y Geográfico por entidad federativa 2020, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
A estos datos se suma que el número de servicios inmobiliarios y de alquiler en el estado ascendió a mil 630; los cuartos de hotel, motel o similares a 572 mil 811, hoteles, moteles y similares, mil 490; servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas, 35 mil 120 y mil 831 establecimientos de alojamiento temporal.
Los investigadores señalan que se suele hablar de los beneficios y del gran atractivo de estos barrios, sin tomar en cuenta los problemas generalizados causados por la gentrificación, como la separación de los habitantes originales, la modificación de los espacios y el aumento desmedido de los precios.
«No se han tomado las medidas suficientes para reducirlo o para evitar su propagación a otras zonas de la ciudad». Por ejemplo, en el Barrio de Santo Tomás Xochimilco de la ciudad de Oaxaca, explican que nueva gente se convirtió en residente con intenciones de inversión. Esto ocasionó la apertura de restaurantes, tiendas boutique, cafés, y otros establecimientos orientados a lo regional y/o sustentable.
Arturo Méndez y Samuel Ceballos apuntan que en este barrio los costos de las viviendas se han incrementado considerablemente, así como de los artículos ofrecidos, además las tradiciones típicas se han ido degradando, y quienes las continúan practicando se han vuelto parte del fondo. Además, los sitios históricos antiguos pasaron a ser parte de transacciones, son modificados y realizan actividades diferentes.
«Las fachadas de igual forma, han tenido cambios severos; las cuales incluso pueden llegar a considerarse como transgresoras de la arquitectura original, independientemente del mejoramiento de la imagen del paisaje urbano», mencionan.
Algo similar ocurre en el Barrio de Jalatlaco, pues los agentes inmobiliarios comenzaron a hacerse de sitios en él, al encontrar una suma importante de viviendas deshabitadas, que fueron renovadas y puestas en venta o en alquiler para un nuevo tipo de residentes.
Degradación de la cultura
«Las curtidurías de antes ahora son ocupadas por hoteles, hostales, restaurantes gourmet, tiendas boutique y las viviendas se han transformado en numerosos cafés. Las calles y fachadas han sido empleadas para promocionales internacionales, como en China, Francia y Japón. Incluso se da cuenta de un nombramiento otorgado por la revista Time Out en 2020, como uno de los 50 lugares más geniales del mundo, a través de una encuesta a 27 mil turistas mundiales», explican. Según el estudio, la población más antigua del Barrio de Jalatlaco es reducida y cuenta en términos generales con una cantidad pequeña que no supera las mil personas. Mientras que el precio de los inmuebles y los alquileres se ha incrementado cuantiosamente, y a pesar del embellecimiento del lugar, existe una degradación de los aspectos culturales y tradicionales del barrio.
«El caso del artista Demetrio Barrita, quien en 2001 pagaba por su local mil pesos, y vio cómo en quince años pasó a diez mil, eso lo llevó a abandonarlo. Mismo local, para el 2021 ya se alquilaba en 20 mil pesos, cifras que se pueden considerar como muy exorbitantes».
Para los autores, hablar de gentrificación como fenómeno social hace obligatorio mirar sus efectos negativos, como la contaminación del medio físico, acústica, deterioro del paisaje urbano, alteración de patrones climáticos, encarecimiento de alimentos y vivienda, precarización del empleo, inseguridad, desplazamiento comercial y desposeción simbólica. La otra cara es que incentiva el turismo y con ello el crecimiento de negocios locales, revalorización de propiedades, revalorización de entornos y tradiciones, generación de empleos, mejoramiento y limpieza de espacios públicos.
Aún así, advierten que es urgente hablar de regulaciones nacionales y estatales que «garanticen el equilibrio entre el desarrollo urbano y la protección del patrimonio natural, histórico, social, arquitectónico, cultural y artístico, impidiendo la segregación y la exclusión territorial, y a su vez priorizar la producción social del hábitat para llevar a buenos términos las funciones sociales de la ciudad».