Por fin, una buena noticia: terminó el fuero presidencial.
Ayer se aprobaron en el Senado las reformas a la Constitución en materia del fuero presidencial, por lo que se remitió el decreto a los Congresos de los Estados para su ratificación.
Así se abre la puerta para que sea posible que la figura del Presidente de México pierda la inmunidad a la que por generaciones ha accedido.
Y la decisión llega en un momento político importante, pues transcurrido el tiempo se saben de los malos manejos que han realizado Presidentes de la República y que en su momento, al existir inmunidad, no podían ser investigados, ni mucho menos juzgados.
En nuestro país esto podría llevarse a cabo a tiempo pasado, pues por medio de una consulta a nivel nacional se decidirá si los ex-presidentes serán juzgados por posibles delitos cometidos durante sus sexenios; dicha consulta fue aprobada hace un par de meses por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, de ser ratificada, llamarían a cuentas a los últimos ex-mandatarios de México: Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox Quesada, Ernesto Zedillo Ponce de León y Carlos Salinas de Gortari, quienes con seguridad irían a sentarse al banquillo de los acusados si es que tuvieran cuentas pendientes.
Esta decisión es asaz importante, porque la posibilidad de someter a ex-mandatarios a procesos de rendición de cuentas y justicia por actos cometidos durante sus administraciones, seguro que sentará un precedente.
Y si el Presidente puede ser juzgado, de esa figura para abajo todos los políticos deberán perder el fuero: diputados, senadores del Congreso de la Unión, gobernadores, y uno que otro funcionario, no podrán ser protegidos por la ley.
La figura del fuero se supone que es que mientras un servidor público sirva a la nación, dicho representante debe dejar de lado sus intereses personales y dedicarse exclusivamente a los que tienen que ver con el bienestar del pueblo. A cambio de este esfuerzo, los gobernados le brindan protección. ¿De qué manera? Mientras se encuentra en funciones el servidor goza de inmunidad, lo que quiere decir que ninguna persona con fuero puede ser detenida, aunque cometa una falta o incluso un delito o un crimen.
Pero eso, se acabó. Si los Congresos de los Estados dan su aprobación, el fuero se va, y por lo menos, en el caso del Presidente de la República, se le podrá juzgar como a cualquier ciudadano de a pie.