Guadalajara (México), 23 feb (EFE).- El mexicano Gerardo Rivera cortó una oreja y sus compatriotas Juan Pablo Sánchez y Arturo Saldívar recibieron aplausos y pitos, respectivamente, en los dos toros que enfrentaron cada uno, este domingo, en la Tercera Corrida del Aniversario en la Plaza Nuevo Progreso de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, oeste de México.
Se lidiaron reses de Barralva muy serias de presentación y exigentes, brillando por fiereza la lidiada en último lugar que prendió a Gerardo Rivera. Se registró más de una cuarto de entrada en una inmueble con capacidad para 15.000 personas.
El hierro mexicano de Barralva envió, para esta tarde, un encierro más defensivo que ofensivo y más bravo que encastado o noble, pero el genio, poder y presencia de todos los toros garantizó que todo transcurriese dentro de los límites de la seriedad.
Tanto el público como el juez dieron pareceres y premios en relación con la exigencia que demandaban los de Barralva a los matadores, en ese tenor, las debilidades fueron señaladas y el pundonor premiado.
Gerardo Rivera obtuvo un apéndice por una labor que aficionados y juez valoraron positivamente, al sobreponer el torero su valor ante un toro con el que logró una emotiva comunión gracias a la falta de clase de ambos.
El burel era un manso que respondía a arreones, pero que al igual que el resto de la corrida llevaba en cada embestida peligro y por lo tanto emoción. Aguantó Rivera como pudo el tercio de muleta, siempre fuera de cacho, hasta llegar a una última tanda en la que logró mandar al anima, y a pesar de la falta de sitio, amansar a la bestia, lo que le facilitó una tanda ligada.
Lo sucedido entre el último de la tarde, con el que Rivera se jugaba la puerta grande, y el matador fue una cuestión de supervivencia.
De nombre Cardifresco, de alzada imponente, el toro fue el epítome del encierro. Con dudas a la salida, fiero empleo al caballo e intensidad cada vez que tomaba los engaños.
Cuando Rivera intentó ceñirse con el capote Cardifresco le ganó el paso y le prendió llegando a propinarle punzadas en el mano. A pesar del percance el torero continuó una lidia, cuyo mayor mérito fue no perderle la cara a la repetición violenta de la embestida del animal, cada vez más atornillada.
Tras mucho tanteo lo mato de bajonazo y fue obligado a dar la vuelta al ruedo.
Las características de Cardifresco fueron compartidas por casi todas la reses. Quizás el más noble, y seguro con menos peligro, fue el que abrió plaza, al que Juan Pablo Sánchez ejecutó una gran tanda de derechazos que nuevamente no supo prolongar con la izquierda.
Aun así su faena, por encima del astado, no alcanzó trofeo por el fallo con la espada. No pudo Sanchéz en cambio con el bravo tercero.
Tarde aciaga por su lado para Arturo Saldívar que rozó la espantada con sus dos enemigos de Barralva.
La suerte de matar lo realizó con descaro, sin cuadrarse y la bronca le acompañó hasta la retirada del ruedo.
Todos los toros recibieron algún aplauso en el arrastre y las cuadrillas sustos y alivios, dependiendo si su presencia en la escena iniciaba o finalizaba. Por ello, cada acierto de los subalternos, no pasó desapercibido en esta tarde para buenos aficionados.