Allende.- El Gobierno ofreció este jueves una disculpa pública a los familiares de las víctimas de la masacre de Allende, una comunidad del estado de Coahuila donde entre el 18 y el 20 de marzo del 2011 alrededor de 300 personas fueron masacradas por narcotraficantes.
“Nos reúne la necesidad de enfrentar como país y como Estado mexicano uno de los sucesos más dolorosos en la historia de nuestro país, la masacre de Allende, una matanza ejecutada por la organización criminal con la complicidad del Estado”, aseguró la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Al acto de disculpa asistieron tres organizaciones de familias con parientes desaparecidos en Allende, en la ciudad vecina de Piedras Negras y en todo el Norte de Coahuila, quienes representan a más de dos centenares de víctimas.
El gobernador del estado de Coahuila, Miguel Riquelme, acompañó a la secretaria de Gobernación en la ceremonia de disculpa que cumple con una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
La masacre de Allende fue el 'holocausto' del México contemporáneo que no se debe repetir, aseguraron familiares de víctimas sobre los hechos de violencia ocurridos en este poblado en marzo de 2011.
Sánchez Cordero recordó que hasta esta fecha no hay claridad en cuanto al número de víctimas de la masacre de Allende, entre las que se incluyen niños que fueron brutalmente asesinados o desaparecidos.
“El Estado mexicano tiene la gran responsabilidad de garantizar que lo sucedido en Allende no se vuelva a repetir en ningún otro rincón de nuestro país”, afirmó Sánchez Cordero. “Sirva esta disculpa pública para intentar en algo sanar y para no volver a repetir este tipo de acciones que tanto nos han dañado como sociedad”, concluyó.
Las investigaciones de esta masacre que se hicieron en México y en Estados Unidos apuntaron que la masacre ocurrió a consecuencia de
un error de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) en una investigación a la organización criminal de los Zetas
Presuntamente, la DEA consiguió que el principal contacto y distribuidos de drogas de los Zetas en Estados Unidos, José Vázquez, les colaborara y les diera los números de los teléfonos celulares de los jefes de los Zetas, Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales así como de Heriberto Lazcano, entre otros.
Los números telefónicos en poder de la DEA fueron entregados a una unidad especial de la Policía Federal con la que trabajaban para capturar capos del narcotráfico en México.
Sin embargo, desde esa unidad les advirtieron a los líderes de los Zetas que alguien de su organización los estaba traicionado y en venganza atacaron a las familias, trabajadores y amigos de dos de sus integrantes de Allende responsables del trasiego de drogas,
identificados como Héctor Moreno Villanueva y José Luis Garza Gaytán.