Los Ángeles, 11 sep (EFEUSA).- «El mensaje de ‘El norte’ es más relevante hoy que cuando la hicimos hace 35 años», aseguró a Efe el director latino Gregory Nava, quien ante el regreso a los cines estadounidenses de esta clásica cinta sobre la inmigración hispana dijo que querría enseñársela al presidente de EE.UU., Donald Trump.
«La situación de los refugiados es algo universal: siempre en la historia del mundo, cuando hay violencia y miseria, la gente busca una mejor vida. Y eso es lo que esta gente (los inmigrantes latinos que aspiran a llegar a EE.UU.) está haciendo», argumentó el cineasta en una entrevista telefónica.
«Tienen el derecho de buscar una mejor vida. Y yo quiero llevar ‘El norte’ a la Casa Blanca y sentarme con Trump y su esposa, que es inmigrante, ver la película juntos y después hacerle una pregunta a Trump: ‘Si tú fueras Rosa o Enrique (los protagonistas del filme) ¿Qué harías?’ Y la respuesta es que claro que él y todo el mundo harían como ellos: escapar de la violencia en su tierra», añadió.
Aprovechando que se celebra el mes de la herencia hispana en EE.UU., más de 200 cines proyectarán el 15 de septiembre una versión restaurada por la Academia de Hollywood de «El norte» (1984), cinta con la que Nava logró una nominación al Óscar al mejor guion original junto a Anna Thomas.
Con la perspectiva privilegiada de la inmigración de quien nació en San Diego con familia mexicana y veía a diario «las caras» de los que querían cruzar desde Tijuana, Nava apuntó que el reestreno de «El norte» es algo «fantástico» pero también «amargo», ya que las reivindicaciones de la película siguen muy vigentes ante la dificilísima situación que se vive en la frontera.
La película relataba la temible odisea de dos hermanos guatemaltecos de camino a «el norte», que en esta narración representa el sueño de una vida próspera y segura en EE.UU.
Pero el despertar de esa ilusa idealización llega pronto y en forma de numerosos obstáculos que aún hoy suenan terriblemente habituales, como la violencia de la frontera, el racismo, los abusos de los coyotes, el miedo ante la patrulla migratoria o los problemas para hacerse hueco en una sociedad extranjera que no conocen y sin tener papeles.
«El mensaje de ‘El norte’ es un mensaje de compasión y eso es lo que necesitamos en la frontera», opinó Nava, quien rechazó con dureza la actual política de EE.UU. respecto a la inmigración.
«Es el racismo, completamente. Y eso no tiene lugar en nuestro país. Tenemos que seguir las palabras de los fundadores de EE.UU. y la luz de la Estatua de la Libertad: ellos están tratando de apagar esa luz y nosotros tenemos que encenderla. Somos un país de inmigrantes», afirmó.
Nava, cuya filmografía incluye otros títulos como «Selena» (1997) o «Bordertown» (2007), recordó que el rodaje de «El norte» no fue nada sencillo, ya que estando en México se presentaron «hombres armados en el set», les quitaron parte de lo rodado y dinero, y les obligaron a abandonar el país.
En cambio, el realizador rememoró con mucho cariño la experiencia de estar nominado a los Óscar por este largometraje.
«Anna Thomas y yo fuimos a la ceremonia e invitamos a (los actores) Zaide Silvia Gutiérrez y David Villalpando (Rosa y Enrique en el filme, respectivamente) para ir con nosotros. Después había una gran cena y toda la gente estaba ahí: las estrellas de Holllywood, los grandes directores y productores», relató.
«Pero toda la gente que estaba sirviendo la cena eran de México y Centroamérica. Zaide y David dijeron: ‘Rosa y Enrique están aquí’. A ellos no les importaba Tom Hanks o Steven Spielberg, para nada, sino que Rosa y Enrique estaban ahí (…) Todos los servidores querían el autógrafo de Zaide y David (…) y, por una noche, ‘El norte’ y nosotros estábamos en el centro de Hollywood», explicó.
Por último, Nava, que donará los beneficios que obtenga del reestreno de «El norte» a las víctimas de la matanza ocurrida en agosto en El Paso, animó a los artistas latinos a que cuenten las historias de su comunidad.
«Todavía hay muy pocas películas y series que traten de nuestra cultura y nuestra experiencia (…). La gente en EE.UU. y el mundo tiene que ver el alma y corazón de nuestra cultura y gente (…). Tenemos que enseñar y relatar nuestras historias», concluyó.