Las grietas y fallas geológicas que atraviesan Aguascalientes no son un tema nuevo, lo que sí es novedad es que, tras sentirse aunque sea levemente tres sismos durante la semana pasada, empiezan a surgir cuestiones que se debieron resolver hace muchos años.
Una de las pocas voces autorizadas en el tema, la del geólogo Arturo Sotelo, lleva años advirtiendo sobre el riesgo de la superficie del Estado, pero las autoridades no han querido hacerle caso, aunque el llamado de este especialista es para ponerle atención.
Y el geólogo va a más, denunciando que no se ha respetado el uso de la superficie y que siguen construyendo en zonas afectadas sin el correspondiente examen de mecánica de suelo, por lo que edificaciones públicas y privadas estarían en riesgo.
Somos testigos, todos los días, de las grietas que atraviesan Aguascalientes, unas más grandes o profundas que otras, y que podrían llevar, eventualmente, a la formación de enormes socavones como ha ocurrido en varios puntos del país.
De hecho, y lo comentamos en otras entregas, los baches en calles y avenidas de la ciudad son tan profundos que ya parecen socavones, y aunque se supone que se debe al uso continuo de la carpeta asfáltica, en una de esas sí son el resultado del subsuelo agrietado.
Los movimientos telúricos de la semana anterior detonaron de nuevo el interés y la preocupación de muchos, pues se supone que Aguascalientes no es zona sísmica, pero el hecho de que se hayan sentido ya pone en duda tal aseveración.
Lo que pide el geólogo Sotelo es que las autoridades correspondientes hagan su trabajo de supervisión, pues al permitir, bajo el amparo y la complacencia de no se sabe quién, la edificación y construcción de fraccionamientos, edificios, zonas habitacionales e incluso ductos, el riesgo para la ciudadanía es enorme, y al final es la única afectada.
El geólogo Sotelo narra con lujo de detalles, en una nota periodística de gran interés en la edición de este día, cómo es que todo tipo de edificaciones han sido construidas sobre superficies no aptas, incluso avenidas, fraccionamientos de corte popular y también de zonas residenciales, una planta de agua y hasta un enorme hospital privado.
Cuidado, alerta el geólogo, pues incluso pasos a desnivel se verían comprometidos al ser construidos sobre superficies afectadas; después no se quejen, más vale prevenir que lamentar y aún es momento de tomar decisiones.
Aguascalientes puede ser una bomba de tiempo y, en el mejor de los casos, se está en buen momento de desactivarla, pero en el peor escenario las autoridades seguirán haciendo caso omiso a las voces de alerta.