Gwendolyne Negrete Sánchez es una activista social, empresaria, emprendedora, creadora del programa de Estancias Infantiles, -que está a punto de desaparecer por decisión de autoridades federales-, así como el Seguro de Vida para Jefas de Familia de la Secretaría de Bienestar, ambos con buena aceptación a nivel nacional.
¿Gwendolyne siempre ha sido mujer empoderada?
La necesidad me llevó a perder el miedo a hacer cosas, siendo yo madre de 4 hijos menores de edad, con necesidad de trabajar, tuve que salir a la calle a vender jugos para llevar el alimento a mis hijos. He tenido mucha suerte, me ha apoyado mucha gente a grado tal que mis estudios superiores los hice ya en edad adulta y con hijos que sostener y ahora estoy aquí, tratando de apoyar a otras mujeres que por distintas circunstancias de vida, están solas y son jefas de familia.
Yo soy jefa de familia con 5 hijos y en estas condiciones te enfrentas a señalamientos, discriminación y tener que desempeñar un doble rol, es pesado pero a quienes se acercan a la asociación les digo que lo peor que podemos hacer es vivir con miedo, tenemos que dar el paso para superar los retos y de ser posible ayudarnos unas a otras.
¿Cuándo sale a la luz pública Gwendolyne Negrete?
Allá por el 2010 cuando se anuncia la creación de las Estancias Infantiles SEDESOL, un programa que yo le presenté al presidente Felipe Calderón en una ocasión que vino a Aguascalientes y la idea fue por la necesidad que yo tenía y sabía que otras mujeres trabajadoras no derechohabientes del IMSS también querían. Lamentablemente a pesar de los beneficios ahora está a punto de desaparecer.
Ya con Enrique Peña, como presidenta de la Asociación Mujeres Jefas de Familia, le presenté otro proyecto que es del Seguro de Vida para Jefas de Familia, ambas políticas efectivas, eficientes y que ayudaron a muchísimas mujeres a salir adelante.
Lamentablemente no conservo alguna fotografía de cuando presenté los proyectos en Los Pinos, y es que a veces lo que nos urge es que se implementen, más que el ego de salir en la foto.
Fíjate que ahora pienso, que muchas veces vamos creciendo sin darnos cuenta, y en el caso de la Asociación de Mujeres Jefas de Familia me ha dado crecimiento personal y profesional, pero no me he percatado bien a bien de todo.
¿Cómo fue tu infancia, alguna vez pensaste llegar a donde estás y hacer lo que has logrado?
La verdad no, me casé joven y tuve hijos joven, mi vida era el hogar y apoyar en lo que podía al marido. Pero cuando me vi sola con los niños chiquitos y tantas necesidades alrededor, me hizo activarme y así, poco a poco se han dado oportunidades pero también porque las he buscado, no han sido gratuitas.
Mi niñez, como la mayoría creo yo, fue feliz con el cariño de mis padres y de mis hermanos, una convivencia muy sana y cercana, muy de hogar, nos queremos mucho. De hecho, todavía procuramos juntarnos los hermanos en casa de mi mamá, organizamos la carnita asada o bien salimos de paseo juntos, por lo menos una vez al mes.
Fui una niña muy tímida, muy retraída, de pocas amistades, siempre he valorado mucho las amistades, creo que aunque te juntes con mucha gente, estés rodeada de muchos, no todos son amigos. Siempre se me ha dado llevarme bien con todos, pero eso no quiere decir que sean mis amigos. En los momentos difíciles es cuando se conoce a los amigos, los que realmente están contigo.
¿Qué aprendizaje te dejaron tus papás?
De mi papá aprendí el respeto y la prudencia, no me gusta meterme con la forma de ser y de pensar de otros, amigos o no, simplemente cuando la forma de pensar de alguien, desde mi punto de vista podría llegar a afectarme o a perjudicar a terceros, simplemente me alejo.
De mi mamá el trabajo y la perseverancia. Es una combinación de 4 factores que me ha llevado a ser lo que soy.
Si creer en el valor de la mujer, me hace ser feminista, sí lo soy. Porque estoy convencida de que no hay límites para crecer, para ser y para hacer; para el desarrollo personal y profesional. No necesariamente tienes que ser profesionista para destacar y buscar la felicidad con lo que eres y lo que haces.
En tu niñez ¿qué querías ser de grande?
Quien sabe, nunca pensé qué quería ser, creo que no me preocupaba por eso, no eran temas que se escuchaban en la familia. Recuerdo que jugaba mucho a hacer casitas, me gustaba la construcción, ahora creo que tal vez me inclinaba por la ingeniería y la arquitectura, pero no estudié eso, a estas alturas veo planos y todas esas cosas y me emociona mucho, se me pone la piel chinita. Además yo estudié mi profesión ya grande y con hijos y me decidí por la Psicología.
¿Por qué te decidiste por la Psicología?
Fíjate que fue casi una casualidad, me gusta mucho la psicología, me ha servido de manera personal y luego obviamente ahora con las mujeres que he ha tocado trabajar, pero estudié esto por casualidad y porque me encontré en el camino con el rector de La Concordia, Luis Miguel Andrea que me dio la oportunidad.
Cuando La Concordia abrió la escuela en el Chalet Douglas yo tenía una lonchería muy cerca de allí, recuerdo que me habían pedido el local y decidí acercarme a pedir la oportunidad de vender mis lonches en la universidad, la inocencia no me hizo pensar en que la concesión de la lonchería tenía costo y otras cosas.
Me recibió Luis Miguel con su característica sonrisa y atención, me platicó del proyecto de la carrera y me metí a estudiar; en su momento le dije que no podía porque tenía 4 hijos, vendía lonches y apenas me alcanzaba y demás… -se le llenan sus ojos de lágrimas y sonríe-, él me ofreció una beca y me dio oportunidad de vender entre los compañeros los lonches, cafés, papitas, donas, de todo, aunque eso estaba prohibido y a pesar que había cafetería allí. Estoy muy agradecida por todo eso. Tuve compañeras y compañeros que también me ayudaron mucho. De ahí hasta ahora me he dedicado a estudiar y aprender, como presidenta de la asociación, ya hasta me invitan a ser panelista en conferencias internacionales y eso me llena de satisfacción.
¿Cómo es tu vida en familia, con tus hijos?
Entre semana todos a la escuela y en sus propias actividades, los sábados los pasamos todo el día en la casa, viendo películas, cocinamos juntos y comemos de todo. Los sábados es ir a casa de la abuelita y con los tíos. Ellos tienen sus amigos y también les gusta ir a la casa y a veces salen con ellos.
A ellos, como a las mujeres que se acercan a la Asociación Mujeres Jefas de Familia, les digo que pierdan el miedo a todo, que se atrevan a hacer cosas, que se atrevan a crecer. Lo peor que te puede pasar es que caigas de pie, lo mejor es que te salgan alas y te eches a volar. Siempre hay posibilidades de salir, el chiste es aventarse.