Tras sostener que hay productos del campo que han aumentado su precio por encima del 100%, el presidente de la Asociación de Abarroteros y Pequeños Comerciantes, Antonio Hernández Esparza, aseguró que “las alzas criminales” no se deben a la sequía ni a la escasez, sino al control que tienen en varios puntos del país los grupos de la delincuencia organizada sobre la producción.
Mencionó que es inaudito la forma desmedida en la que se están moviendo los precios de muchos de los productos del campo y de consumo general, lo que se debe no propiamente a los efectos de la sequía o del mercado comercial mismo, sino a otros factores más delicados que están impactando seriamente en la economía en general.
“Los aumentos de precios no tienen nada que ver con la cuestión de la sequía que tuvimos años atrás y hasta este año todavía, sino que están relacionados más bien con el problema de la corrupción y la inseguridad que hace que grupos organizados cobren derecho de piso a los productores del campo que se ven obligados a encarecer sus mercancías con el impacto a los consumidores”, explicó el dirigente de los pequeños comerciantes.
Hernández Esparza cuestionó el hecho de que productos del campo hayan encarecido de manera desproporcionada, poniendo como ejemplo el caso del limón que de costar 10 o 15 pesos el kilo, ahora se esté comercializando hasta en 80 pesos, o bien el del chile serrano que en algunas regiones del país alcanzó su precio máximo entre los 150 y los 180 pesos.
El problema de las alzas de precios criminales se le ha pretendido endosar a la sequía, cuando es otra razón muy diferente la que está detrás del sobreencarecimiento de los productos del campo, señaló tras insistir que la carestía se debe al delicado problema de inseguridad que priva en las carreteras, donde son detenidos los camiones que transportan todo tipo de mercancías, sin permitirles continuar su marcha hasta que no paguen la cuota que les imponen a los productores y distribuidores quienes actúan con total impunidad.
Lo de los precios exagerados, insistió, no es cuestión de que no hubo agua o cosecha en el campo, sino del cobro de cuotas por parte de los grupos de la delincuencia organizada que tienen el control en las carreteras en diferentes regiones del país, lo que hace que no salga a su destino ningún camión con carga si antes no se pagan las cuotas que exigen las organizaciones delictivas.