Los trabajadores de la salud están hartos…
Hartos de ver la poca solidaridad de la población que no tiene compasión y sigue su vida como si nada estuviera pasando.
Y sí, señores, sí está pasando algo.
Las imágenes que hoy muestra en su primera plana este periódico dimensiona la tragedia que se vive dentro de los hospitales reconvertidos para su atención a casos Covid.
¿Cuál hospital? Eso es lo de menos. ¿Cuántos muertos? Eso sí importa. A primera hora de ayer, una trabajadora de un nosocomio de Aguascalientes tomó las impactantes imágenes que dan escalofríos a cualquiera. Son decenas de cadáveres… y apenas arrancaba la mañana.
Y las imágenes las tomó porque dice que ella y un grupo de compañeros se sienten hartos de que mientras ellos arriesgan su vida trabajando en áreas Covid, la gente de Aguascalientes no se solidariza consigo misma ni con el personal de la salud, que tiene que cumplir su trabajo de altísimo riesgo.
Cuando uno de ellos enferma, generalmente contagiados en su lugar de trabajo, se le dan quince días de incapacidad, y si es que se reponen de la afección regresan a sus puestos, pero cargando secuelas físicas y con un gran temor de una reinfección. Aunque si no regresan, ya se sabe que enfrentaron el fatal desenlace.
Se dicen hartos de ver a la gente asistiendo a lugares concurridos, de que se vaya a eventos que promocionan las propias autoridades y que luego de propiciar los contagios tomen decisiones unilaterales contra la población, como el cierre del Centro Comercial Agropecuario o un virtual toque de queda aplicado a los antros.
La gente de Aguascalientes, como lo comentamos anteriormente, no se toma el asunto con seriedad, son muy pocos los que utilizan correctamente el cubrebocas, muy pocos los que guardan la sana distancia, muy pocos los que utilizan complementos antibacteriales, muy pocos quienes se guardan en sus casas para evitar el contacto con posibles positivos.
Los que no son pocos, son los que todos los días arriban a las frías planchas de los anfiteatros, ahí sí llegan y por montones. Y lo más dramático del caso es que son personas que contrajeron el mortal virus y no tuvieron la oportunidad de pasar sus últimos momentos rodeados de sus seres queridos, ahí sí no son pocos.
Esto se está encaminando a una tragedia de grandes proporciones, en número de fallecimientos, de contagios, a nivel económico y social.
Por eso los trabajadores del Sector Salud se sienten hartos, fastidiados de las condiciones en las que realizan su meritoria labor; eso sí, satisfechos por cumplir con su deber, pero hastiados de ver cómo la gente que tiene oportunidad de cambiar el rumbo de esta pandemia, simple y sencillamente no lo quiere hacer.