Con gran pasión por el servicio, el doctor Grijalva combina la ciencia con el humanismo, convencido que es más grande el trastorno de la salud mental que el físico, comenta que debería haber más centros de salud mental que clínicas y hospitales, ya que se evitarían muchas enfermedades. Siguiendo las recomendaciones del Sector Salud, en esta ocasión comparte en entrevista telefónica para el HIDROCÁLIDO algunos aspectos del comportamiento humano en tiempos de cuarentena.
Doctor, ¿por qué causa tanto miedo la presencia del Covid-19 y se llega a pensar en la posibilidad de morir?
De alguna manera el ser humano nunca se prepara para la muerte, nunca está listo, y la única certeza que se tiene es que vamos a morir. Habrá gente que dice que no le tiene miedo a la muerte, hacemos bromas, chistes, festivales, eso es una forma de disfrazar el miedo, es vestirlo de fiesta. Pero en el fondo hay un gran terror y no aceptación, lo del coronavirus es un enemigo invisible y si le agregamos que es invencible, entonces produce terror. Ni siquiera sé cómo me va a llegar, de dónde, en qué momento y encima de todo eso me dicen que no hay manera de vencerlo, entonces me siento totalmente desarmado, esto produce una angustia existencial que va directamente con la posibilidad de que yo deje de ser quien soy, voy a morir, voy a dejar de ser, voy a desaparecer y entonces este aferramiento a la vida y ante la expectativa de que ya no la vas a tener, entra una sensación de pérdida adelantada. Si me dicen te pega el coronavirus y en un corto plazo puedes perder tu vida, dices ¡ah caray!, eso sí ya produce una terrible angustia y dices ¿qué va a ocurrir?, la angustia es preguntarse por el futuro. Qué va a pasar con mi familia, hijos, trabajo, con mis amigos y conmigo mismo y eso, no, nos gusta.
¿Qué papel juegan las compras de pánico, qué lleva a ello?
Las compras de pánico son tan absurdas, le dan a uno la idea de que así puedo vivir más, como si con eso nos fuéramos a salvar, hay un libro que dice “Compro luego existo”, si compro me tengo que acabar esta comida, no me puedo morir antes, no. Si compro mucho papel sanitario, es hasta que me lo acabe, uno cree que está comprando vida, que está comprando un plazo, estas compras de pánico se traducen en el que yo no me puedo morir porque estoy muy bien preparado, yo no puedo morir porque yo ya estoy a salvo. Es como pretender ilusoriamente que se está comprando vida, un plazo.
¿Por qué nos resistimos a vivir en aislados?
Nadie está preparado para el aislamiento, somos seres sociales, vivimos en sociedad, nos gusta. Hay personas que les gusta vivir en el campo y no quieren salirse y si a ellos los trasladas a la gran ciudad sufren, pero los que vivimos en la ciudad estamos aquí porque nos gusta, nos gusta la gente, la convivencia y disfrutar lo que ofrece la ciudad. Estamos tan acostumbrados que si nos dicen a partir de mañana ya no sales, todo se acaba, no es fácil aceptarlo y esto produce una sensación muy terrible como de prisión, se siente uno privado de sus derechos, de sus libertades, del aire que respira, por eso cuesta mucho trabajo.
Por eso todavía hace algunos días los bares y restaurantes se llenaban, era una renuncia a aceptar que me tengo que enclaustrar, pero cómo, si tengo derecho a mi libertad, aquí es donde se confunden a nivel emocional estos derechos o privilegios, y se reclaman, tanto que pedimos libertad, derecho al libre tránsito y de repente me lo prohíben, no puedo hacer el cambio de que es por mi bien, es que cómo no voy a salir y aunque les digas que es por su bien, para que no se enfermen, para que no mueran, eso cuesta trabajo.
¿Convivir con la familia todo el día puede convertirse en un problema?
Convivir en la casa, con una familia que todos los días salen, se van al trabajo y los hijos se van a la escuela, a sus actividades y nos volvemos a ver en la noche, eso lo hacemos todos los días en completa libertad, pero ahora, al cerrarse la puerta nos obliga a convivir en espacios reducidos, no es fácil hacer la adaptación porque alrededor de cada uno de nosotros hay una especie de esfera invisible que se llama el espacio vital, es un espacio que defendemos y no queremos que nadie se nos acerque, se nos pegue demasiado. Con la familia ese espacio vital está más permitido porque existen los abrazos, saludos y es más permisivo, pero a la hora de que es obligado y tenemos que estar compartiendo todos los días y en cada momento las 24 horas, ya no es tan fácil, se tiene que hacer una adaptación emocional muy profunda y además respetar y darse espacios.
¿Cómo se podrían establecer esos espacios para lograr una sana convivencia y hacerlo más llevadero?
Si la familia está conformada por seis integrantes, por ejemplo, y vamos a tener que estar encerrados, tenemos que darnos nuestros espacios, es permitido decir déjenme estar solo un momento, yo quiero encerrarme en mi cuarto, en la sala, quiero ver la telenovela y es ahí donde se tiene que respetar, eso puede costar mucho trabajo, empiezan los reclamos de que ya no me quieres, ya no quieres estar conmigo y ese tipo de cosas, todo se tiene que conversar, dialogar y llegar a acuerdos.
¿Y en pareja, cómo se puede sobrevivir en este tiempo de cuarentena?
La recomendación es la misma, respetar los espacios, darse sus oportunidades, no saturarse unos a otros, muchas personas creen que por estar juntos tienen que hacer todas las cosas juntos, o tienen que estar hablando todo el tiempo, la gente necesita silencios, espacios.
Es importante conversar, pero también existen momentos de silencio y si se aprende a respetar eso, la convivencia será mejor. Hay que darnos cuenta que esto es una emergencia, no es a lo que estamos acostumbrados, aceptar eso, es una necesidad.
No estamos recluidos por nuestro gusto, ahora es una necesidad ante una emergencia y hay que aprender a darse los tiempos, ocuparse en uno mismo.
¿Qué pasa si no se respetan estos espacios, doctor?
Se empieza a acumular una sensación de ahogo, de asfixia, que luego acaban mal porque se ponen gruñones, malhumorados y luego viene la histeria porque no se le da a cada uno su tiempo ni se le respetan sus espacios. Es muy importante respetar el tiempo de pareja, de lo hijos, de los padres y hasta de los abuelos. Es necesario aceptar que es algo pasajero, que es algo que no estaba programado, pero como todas las crisis se presentan en el momento inesperado, hay que aceptarlas y saber que las crisis son para resurgir, para crecer.
Para concluir doctor, ¿qué mensaje le gustaría dar a la sociedad ante esta situación tan incierta?
Reza un viejo refrán, “Mente sana en cuerpo sano”, esto quiere decir que necesitamos cultivar los dos, que tengamos un cuerpo sano, no necesitas ser un gran atleta, una buena alimentación, un ejercicio moderado, una vida libre de tóxicos es suficiente, pero lo que sí requiere gimnasia diaria es la mente y la mente no estoy hablando de lo racional, de aprender, sino de vivir las emociones, el contacto humano, el cariño, el afecto, la familia, los amigos. Entonces si se equilibra un cuerpo sano con una mente sana lo más probable es que se viva en felicidad, en salud metal y cualquier crisis como ésta o como cualquier otra serán más llevaderas.