México, 2 ago (EFE).- Con la reciente muerte del último de los Hermanos Mayo culmina una historia que ligó a través de las imágenes la Segunda República y la Guerra Civil españolas con el exilio en México y la modernización de este país, y que dejaría un legado indeleble en el fotoperiodismo de la nación latinoamericana.
Pablo del Castillo Cubillo, nacido en Madrid el 6 de junio de 1922, falleció a los 97 años el pasado 27 de junio en Ciudad de México. Junto con su hermano Faustino, Pablo formó parte de un colectivo fotográfico con los gallegos Francisco, Cándido y Julio Souza Fernández, todos ellos hermanados bajo el nombre de los Mayo.
«Los Hermanos Mayo mostraron en sus instantáneas su compromiso político y social al producir millones de fotografías ligadas a la memoria histórica de España y de México», sostiene Guadalupe Tolosa, historiadora e investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes de México.
Tolosa, quien realizó una investigación de largo alcance sobre este grupo con María Luisa Hernández Ríos, historiadora del arte de la Universidad de Granada, dijo este viernes a Efe que el inicio de la trayectoria de los Mayo se enmarca en los años previos a la Guerra Civil de España.
Es la España de esta época donde se ubica a los hermanos Francisco, Cándido y Julio Souza, originarios de La Coruña.
Francisco, el mayor, ingresó en 1928 como piloto y fotógrafo a la Fuerza Aérea Española hasta 1931, en el inicio de la Segunda República, «hecho que le permitió desarrollar su particular disertación visual, reivindicativa y comprometida», refirió.
En 1933 Francisco montó en Madrid el laboratorio Foto Souza e invitó a trabajar a sus hermanos Cándido y Julio, así como a otros fotógrafos entre los que figuraba Faustino del Castillo Cubillo, «con quienes compartía su ideología de izquierda».
En 1934, para evitar que fueran perseguidos, se vieron obligados a cambiar el nombre de la agencia por el de Foto Mayo. Uno de los motivos fueron las fotografías que publicaron sobre la represión policial a una manifestación obrera el 1 de mayo, a las que la gente comenzó a referirse como «las fotos de mayo».
«Foto Mayo proporcionó a través de sus instantáneas un panorama estético, ideológico y gráfico de una sociedad madrileña agitada por los movimientos populares», indicó Tolosa.
Al inicio de la Guerra Civil en 1936 se creó la Delegación de Propaganda y Prensa, donde Francisco fue responsable de la Dirección de Fotografía del Estado Mayor del Ejército y director de Fotografía del Servicio de Inteligencia Militar.
Cándido fue el encargado de custodiar el archivo fotográfico y elaboró un sistema que terminó siendo otro de sus legados trascendentes en lo que a técnica archivística se refiere.
Con la derrota republicana en 1939 se dispersaron los miembros del colectivo. Francia y sus campos de refugiados les dieron cobijo hasta que Francisco, Cándido y Faustino, aprovechando el ofrecimiento de asilo del Gobierno mexicano, se embarcaron en mayo de 1939 en el vapor Sinaia, en el que fotografiaron todo el viaje.
Una vez desembarcados en el puerto de Veracruz el 13 de junio fueron nombrados fotógrafos oficiales para captar las imágenes de los inmigrantes para las credenciales de identificación como asilados políticos en México.
Ya en el país latinoamericano el colectivo se restableció como Fotos Mayo. Al principio funcionaba solo con Francisco, Cándido y Faustino, a quienes se unirían más tarde Julio y Pablo. En 1948 la firma cambió de nombre por el de Foto Hermanos Mayo.
Trabajaron en equipo con el fin de que el colectivo abasteciera a diarios y revistas con todo tipo de fotografías, indicó Tolosa.
Mónica Morales Flores, doctora en historia por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y especialista en historia del fotoperiodismo en México, señaló que aunque la Revolución Mexicana había terminado años antes (no hay consenso sobre la fecha exacta), «eso no significa que México ya fuera un país moderno».
«Con la Revolución se olvidaron los cultivos, el campo, y los campesinos tuvieron que venir a la Ciudad de México, y justo eso retratan los Hermanos Mayo: una ciudad que se está recuperando y que está haciendo esa transición», dijo a Efe.
Asimismo, enfatizó que los Mayo fueron pioneros en el uso de la cámara Leica de 35 milímetros, «que revolucionó totalmente el fotoperiodismo en México, donde todavía se utilizaban las cámaras Rolleiflex, que eran más grandes y no tan prácticas».
«Eso ayudó muchísimo a que los fotorreporteros mexicanos vieran de forma diferente. Algunos se arriesgaron a hacer cosas diferentes: Rodrigo Moya, Héctor García, Enrique Metinides», sostuvo.
Para Morales, el legado principal de los Mayo es que se ocuparon de los temas y personajes más variados, desde «boxeadores, niños periodiqueros, calles, mercados, artesanías, arqueología, espectáculos, deportes, corridas de toros, el ambiente nocturno de la ciudad, políticos, de todo».
«No nada más se centraban en hacer documentales o fotoensayos, que son más pensados. Ese es el legado principal. No se puede entender el fotoperiodismo en México sin los Hermanos Mayo», puntualizó.