Aguascalientes se paralizó durante buena parte de la jornada de ayer para darle una muy cálida bienvenida a Monseñor Juan Espinoza Jiménez como octavo Obispo de la Diócesis, quien, como ha ocurrido con sus antecesores, cayó con el pie derecho ante la sociedad hidrocálida.
Pero no sólo los fieles exhibieron su catolicidad, fraternidad y el orgullo mariano abriendo los brazos al nuevo pastor, sino que de parte del jerarca católico también hubo esa reciprocidad, puesto que desde que descendió de la camioneta en la que llegó a la Catedral, exhibió su admiración y exclamó: “Qué bella Catedral tienen y qué cálida es la gente de Aguascalientes”.
Antes de saludar a las autoridades civiles e incluso de ingresar a la Basílica Catedral de Aguascalientes para hacer la profesión de fe y conocer el que será el epicentro de la sede de la Diócesis que le fue encargada, Monseñor Juan Espinoza se mostró abierto y sincero con los fieles que acudieron a conocerle y quienes en ningún momento dejaron de mostrarle su apoyo con cánticos, vivas y porras espontáneas que el prelado recibió emocionado.
Y luego que desde su entrada a Aguascalientes empezó a ver gente que a pie de la carretera o en sus vehículos le seguía para saludarlo y recibir sus primeras bendiciones como Obispo de Aguascalientes, el nuevo pastor diocesano se sinceró al señalar visiblemente emocionado que “nunca esperé que hubiera tanta gente y que estuvieran también tan contentos, tan alegres… Me da mucho gusto y sé que cada sonrisa, cada saludo de la gente de Aguascalientes, es también un compromiso para el pastor”.
“Las ovejas necesitan que esté cerca el pastor y eso es lo que quisiera hacer”, expresó en tono sincero Monseñor Juan Espinoza Jiménez, quien antes de ingresar a la Catedral, donde fue recibido por los Arzobispos en funciones y emérito de Morelia, que es de donde proviene, así como por sacerdotes, laicos y fieles que no quisieron perderse este momento especial que representa la llegada de un nuevo Obispo, en este caso el octavo que tiene Aguascalientes, se sorprendió por la belleza impresionante de la imagen de la Virgen de la Asunción, la Patrona de la Diócesis que ahora está en sus manos.
“Los sacerdotes han sido muy activos y han hecho una preparación creo yo excelente, porque con todos los medios que han utilizado han motivado mucho a la gente y eso me llena de mucha alegría, de entusiasmo, y sé que cuento con un equipazo con los sacerdotes, con los religiosos y con muchos laicos comprometidos con la obra de la evangelización”.
De su recibimiento y de las muestras de afecto y de respeto que por todos lados pudo observar en el trayecto a su nueva casa, el Obispo Juan Espinoza dijo que “es algo muy emotivo, no se puede expresar con palabras, pero el sentimiento es muy grande y me da mucho gusto estar aquí con todos. Por ahí vi un letrero que decía: ‘Sr. Obispo, su presencia es una bendición para nosotros’, y yo regresé y les dije: ‘Miren, más bien para el Obispo su presencia es una grande bendición’. Todos ustedes son una bendición para un servidor y ojalá que también ustedes en este enviado del Señor vean la presencia de Dios y que puedan experimentar también su ternura, su misericordia”.
De esa manera y luego de dar sus primeras bendiciones presenciales a quienes acudieron a recibirlo y conocerlo en persona, Monseñor Juan Espinoza ingresó a Catedral jubiloso y fortalecido con el apoyo, la admiración y el respeto de la gente de Aguascalientes, la que desde ya es su tierra.